El perrito que fue salvado de morir ahorcado se recupera en una veterinaria de San Rafael, al suroriente de la capital. Tiene la mirada perdida. Está triste. No quiere comer y tiembla cuando se acerca alguna persona. Espera a que todos se vayan para beber agua.

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El canino es mestizo y tiene unos cuatro años. Fue encontrado por un habitante de Cóndor Manchay, en Rumiñahui, mientras agonizaba colgado por unas cuerdas y estaba envuelto en fundas de basura. El hecho se registró el 1 de julio.

El hombre alertó del caso a los miembros de una fundación animalista y juntos salvaron al perrito de su agonía. Entre las fundas encontraron una nota que decía: “No más perros come gallinas”.

Desde entonces, el canino se recupera de sus heridas y las autoridades municipales iniciarán una indagación del hecho.

Patricia Bermeo es la veterinaria que evalúa al animalito y comentó que tuvieron que extirparle el bazo, porque estaba muy dañado por los golpes que había recibido. Además, tenían que controlar las hemorragias internas.

“Está reaccionando bien al tratamiento y a los medicamentos, pero todavía no ha salido del peligro”.

María Alejandra Reyes, una de las rescatistas, lo visita a diario y lo bautizó como Bernardo. “Es un nombre que expresa la valentía y la fuerza del perrito”, afirma. La mujer está indignada por el daño que le provocaron al perrito. “Estremece el alma ver cómo luego de estos maltratos los animalitos aún sienten el miedo”.

Por el momento esperan los resultados de algunos exámenes y radiografías para iniciar con el tratamiento psicológico y saber si el animal puede ser adoptado por alguien.

Indagación

José Ramiro Ayala, veterinario de la Unidad de Fauna Urbana del Municipio de Rumiñahui, señaló que no han recibido una denuncia formal del caso, pero luego del contacto con Diario EXTRA iniciarán una indagación para determinar lo que pasó.

Estos días se contactarán con las personas que lo rescataron para conocer el lugar y tratar de ubicar a los responsables del maltrato. “Hay que tener indicios, hay que realizar una inspección”, precisa.

El funcionario explicó que el equipo que realizará la indagación levantará un informe con la cual se podrá acudir a las instancias pertinentes. Ayala señaló que cuando existe algún incumplimiento a la ordenanza que regula la tenencia, protección y control de la fauna, los infractores recibirán una sanción administrativa por parte de la comisaría.

Esta depende de la gravedad de la contravención. La más grave se multa con un salario mínimo unificado, es decir, 450 dólares.

Sin embargo, el veterinario indicó que la infracción también puede recaer en un ámbito penal, en el cual debe actuar la Fiscalía.

Según el Código Penal, la persona que lesione de forma permanente a animales que forman parte de la fauna urbana será sancionada con pena privativa de libertad de dos a seis meses. Si las lesiones son consecuencias de la crueldad o tortura animal, la pena será de seis meses a un año.

Por otro lado, si como consecuencia de este maltrato se produce la muerte del animal, el infractor podrá ir a ‘cana’ hasta tres años.

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