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Quito

Juana muestra su molestia con la clausura, porque sus clientes no quieren ir a otro lado.Karina Defas

Trabajadoras sexuales se quedaron sin camas para su labor en Quito

Dos hoteles que eran usados por sexoservidoras están clausurados. Ellas dicen que, con esa medida, les quitaron el sustento. Los clientes escasean.

Un cliente de las trabajadoras sexuales que están en la calle Manabí, en el Centro Histórico de Quito, se acerca a uno de los dos hoteles clausurados por el Municipio. Mira la puerta con el sello y solamente exclama: “Qué pena que hayan hecho esto”. Luego se va.

Esa es la actitud de los usuarios desde que a las chicas las dejaron sin estos espacios para ejercer su labor, según Juana, una de las sexoservidoras. “El jueves, las autoridades llegaron y no nos explicaron nada”, expresa la mujer con molestia.

La medida causó tanta ira en el gremio, que hubo protestas, pero no surtieron efecto. La clausura va de largo.

Para Juana y el resto de sus compañeras, el trabajo se ha complicado, pese a que ha pasado solo un día de la medida. Los clientes le aseguran que prefieren no estar ahí por temor a otro control y no se atreven a ir a otro sitio.

El Municipio no ha mencionado cuáles fueron los motivos para ejecutar las clausuras.

El bajón

Las dirigentes de las chicas decidieron comenzar los trámites para que estos espacios sean abiertos nuevamente. Pero hasta que eso suceda, las trabajadoras sexuales no saben qué hacer.

María, por ejemplo, labora en la Plaza de Santo Domingo e iba a uno de los lugares ahora cerrados. “Si busco un hotel diferente, de seguro me cobrarán más”.

La cajera de uno de los espacios clausurados cuenta a EXTRA que la cuota que pedían a las sexoservidoras dependía del monto cobrado a los clientes: de los $ 13 que cuesta el servicio, $ 3 van para pagar la habitación.

“Ahora no tendremos esos ingresos. Y acá nos perjudica a cinco personas que laboramos en el hotel, porque los clientes ya no vienen”, finaliza la trabajadora del lugar.

María dice que con el cierre de los hoteles tendrán que buscar otros lugares.Karina Defas