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En Quito, vecinos de tres barrios aplican la ‘ley tijera’
Cansados de los hurtos, los moradores aseguran que cortan los dedos de los pillos para que no vuelvan. Policía advierte que eso es un delito
Los habitantes de los barrios La Victoria, Paquisha y San Fernando, en el sur de Quito, se cansaron de convivir con los manilargas. Y decidieron ‘rehabilitarlos’ a punta de garrote, baños de agua helada e incluso mutilándoles los dedos para que escarmienten.
Este Diario presenció el asalto a una tienda en San Fernando. Un individuo –lo llaman Coqueta– se habría sustraído un par de bolsas de chocolate en polvo y amedrentó a la propietaria del lugar.
Los moradores activaron la alarma comunitaria y auxiliaron a la mujer, quien recuperó lo robado. El sospechoso se retiró hacia un barrio vecino, en medio de gritos de la gente.
Wilfrido Espín dice que Coqueta es uno de los más conocidos en la zona y que pese a las palizas que ha recibido en este y otros sectores aledaños, aún no escarmienta.
Pero no todos son tan pacientes con el hampa. Rocío Lavalle menciona que la calle Patricio Romero Barberis, sector La Victoria, es la de mayor conflicto.
Hace tres semanas, en esa misma vía, un joven fue azotado, ortigado y bañado con agua helada. Al parecer, minutos antes, este le habría robado un teléfono a un morador.
Otro vecino, quien prefirió no revelar su nombre por seguridad, dice que en los tres barrios se manejan bajo el lema: “Ladrón sin manos no roba nunca más”.
Según él, lo aplican de dos formas, de acuerdo al criterio de cada sector. La primera consiste en pegarle al pillo solo en las manos, la mayoría de veces, con un fuete (látigo de cuero) o palo. La segunda es más drástica, y hay quienes “les han cortado los dedos para que sepan que la comunidad no va a estar con buenos tratos, y sobre todo para que no vuelvan”.
Un solo puño
En Paquisha se equiparon con alarmas y cámaras de seguridad. Según Érika Mejía, en la calle 7 de Mayo es donde más se escuchan los gritos de auxilio de víctimas.
Hace un mes, vecinos capturaron a un presunto pillo que iba a bordo de una motocicleta con otra persona.
“Nos organizamos y con palos los seguimos durante cuatro cuadras. Uno se logró escapar, pero al otro sí se le dio con todo y luego se lo entregó a la policía. La moto fue quemada”, agrega la joven.
Ojo si se les pasa la mano
Joan Luna, coronel y jefe del Distrito Quitumbe, afirma que estos barrios son las zonas más conflictivas en cuanto a seguridad. El robo de vehículos es el principal delito.
“Hemos dado 57 capacitaciones en lo que va del año, para que la ciudadanía tome precauciones al respecto, pero siguen dejando los carros en las calles... y en algunos casos con la llave puesta, mientras beben en las aceras”, añade.
Asimismo, Luna sostiene que la justicia que están aplicando en estos barrios es un delito que puede ser sancionado desde 3 hasta 25 años de prisión si se les pasa la mano.
“La Constitución ampara la aplicación de la justicia indígena, pero solo en sitios específicos y este no es uno de ellos. Les pedimos a los moradores que trabajen de la mano con nosotros, alertándonos de lo que sucede”, finaliza.