Las macetas gigantes se tomaron tres cuadras de la calle Juan Montalvo, entre la avenida Interoceánica y el parque central de la parroquia Tumbaco, al oriente de Quito. Esta situación ha generado malestar en quienes habitan, tienen negocios o deben transitar por la zona. 

Las grandes estructuras de cemento ocupan cada una un metro cuadrado de la superficie, lo que reduce el espacio de las veredas -en algunos tramos- a la mitad. Eso afecta en la libre circulación peatonal, sobre todo en fines de semana y cuando llueve, como la mañana del martes 20 de febrero de 2024, porque se complica que dos personas con paraguas pasen al mismo tiempo.

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La colocación de estos objetos ha bloqueado, además, el sendero que fue diseñado con puntos en alto relieve sobre las aceras, para que las personas no videntes puedan guiarse con mayor seguridad. Ahora, si siguen ese camino, terminarán ‘estampadas’ contra las macetas, que tienen no menos de un metro de alto. 

La profundidad de estos ‘tanques’ o ‘lavanderías’, como los llaman ahora los habitantes, ha hecho que se les atribuya un uso para el que no fueron creados, pues son utilizados como basureros. Incluso, hay gente que lanza sus desechos sin que estos se encuentren dentro de alguna funda.

En el recorrido que EXTRA hizo en el sector pudo constatar que había cubetas de huevos, globos, vasos, restos de alimentos, entre otros desperdicios que son lanzados y que un hombre que se dedica a la limpieza de los parterres debe ahora sumar a sus labores la recolección de estos.

Mercedes Cabezas, quien es comerciante, explica que los lugareños fueron informados de la regeneración que se haría en el sitio y que se colocarían macetas, asientos y estatuas para atraer a turistas, pero eso no se ha cumplido y, para rematar, no les precisaron que las jardineras de cemento serían tan grandes.

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Ella relata que los encargados de ejecutar la obra les habrían mostrado fotografías de otros sectores de Quito en los que ya se han colocado este tipo de objetos. Por ese motivo, sostiene que pensaron que se trataría -como en las imágenes- de macetas pequeñas, pero no de tremendos ‘tanques’. La mujer menciona que esta obra se podría convertir en un escondite para delincuentes y para los objetos ilícitos que ellos suelen portar.

Joffre Noguera, también comerciante, asegura que esta obra no serviría de mucho, porque además de bloquear la visibilidad, seguramente será aprovechada por los pillos, porque ya hubo el caso de una persona que fue asaltada por un sujeto que se valió de una maceta gigante para ocultarse y actuar sin que la víctima notara su llegada. Los residentes esperan que, aunque sea de forma paulatina, estas ‘lavanderías’ sean trasladadas a otro lugar que no ponga en riesgo a los transeúntes, moradores y comerciantes.

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