La herida más visible de Ángel Falcón estaba en su frente. No sabía con qué se la hicieron, porque la muchedumbre que lo acusó de ladrón lo golpeó con todo.

“Cogieron palos, me pegaban puñetazos. Incluso gritaban que trajeran gasolina para quemar mi carro”, rememoró con claridad aun cuando han pasado varios días de ello. Él estuvo a punto de ser linchado, en La Bretaña, sur de Quito, luego de que algunos residentes lo confundieran con un tipo que había robado a una chica.

Según el afectado, lo que causó el problema fue que el asaltante se movilizaba en un auto parecido al suyo por una calle del sector. Para su mala fortuna, horas después de lo ocurrido, Falcón pasó por ese mismo lugar acompañando a un amigo. Iba a su casa.

“Entonces, me lanzaron un piedrazo en el parabrisas trasero. Me regresé para reclamar y ahí me cayeron a golpes”. Él salió de su vehículo, pero su pana no pudo. También recibió la paliza.

Se equivocaron

Falcón agradecía que la sirena que activaron los mismos moradores alertara a los policías que llegaron al sitio. Él contó que fue corriendo a la patrulla y se escondió allí para evitar algo peor.

“Después se aclaró todo. Las mismas personas dijeron que se habían confundido”. Su indignación fue tal que puso una denuncia contra cinco moradores que lo atacaron directamente, el pasado 7 de julio.

Hoy, Gabriel Cruz, abogado de la víctima, precisó que se harán dos procedimientos jurídicos. “El primero será una denuncia por daño al bien ajeno, que es el vehículo de mi defendido”. Lo otro, en cambio, es pedir una investigación para determinar la responsabilidad de los implicados en la agresión contra Falcón. No iniciaron una querella por intento de asesinato, porque no se reúnen los elementos suficientes.

Para Mario Pazmiño, analista en temas de seguridad, los niveles delincuenciales están aumentando. “Esto altera la conducta de la sociedad y se tratará de buscar culpables ante un hecho ilícito”.

Los daños serán colaterales porque la gente agredirá a alguien sin siquiera tener pruebas de un delito. “Si no se refleja el trabajo de la Policía, que es brindar seguridad, entonces se tomará la justicia por mano propia”.

Para Marcel Merizalde, analista político y en seguridad, las personas están más alertas de su protección y se privilegia por sobre la de otra gente.

“Estamos viendo que la ley del más fuerte está imperando. Y eso es muy peligroso porque puede haber consecuencias fatales”, indicó Merizalde.

El perjuicio

Falcón fue llevado a un hospital y a las pocas horas fue dado de alta. “Si hubiera cometido algún delito, un morador debió poner una denuncia en su contra”, lamentó Vanessa Zumárraga, esposa del afectado.

Ella agradeció que ese día no envió a su hija con su papá porque la pedrada la pudo matar. La niña siempre va en la parte trasera del vehículo cuando salen a algún sitio.

Ahora, la familia está preocupada porque requiere del automotor para trabajar. Los daños ascenderían a los 10 mil dólares. “Yo me dedico a la venta de productos naturales, de puerta a puerta. Y con esto, no puedo hacer nada”, finalizó Falcón.