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Quito: barrios cerca a la plaza de la Independencia se han convertido en un caos
Están llenos de basura y pobreza, a pesar de que también fueron parte del nacimiento del Quito republicano.
El olor a maní tostado con panela se mezcla con el esmog de los autobuses en las calles Rocafuerte y García Moreno. En cuanto se avanza hacia el occidente, el aroma se transforma a cebolla, plátano y orine. Este es el Centro Histórico de Quito, declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En ese trayecto es mejor no sacar el celular o descuidarse de la cartera. “Cuidado que le van arranchando”, dice una de las vendedoras. Esto sucede a dos cuadras del palacio de Carondelet, donde reside el presidente de la República. Allí ya no hay turistas con cámaras o mesas con parasoles para atenderlos.
Este es uno de los sectores que busca ser reconocido y tratado como el casco colonial apetecido para las fotos y los videos de influencers. En el marco del Primer Grito de Independencia (10 de Agosto), estos barrios quieren ser parte de las celebraciones. Quieren su libertad.
Johnny Núñez, coordinador de la Asamblea Ciudadana del Centro Histórico de Quito, dice que el principal problema es que la gente se ha ido. Quienes habitan las calles de estos sectores son poblaciones ambulantes que se dedican al comercio o trabajan en la zona. “La gente se ha ido porque no hay posibilidades de vivir en el centro”, comenta.
El Centro Histórico está constituido por 14 barrios: González Suárez, San Roque, La Loma, La Merced, La Recoleta, Sena, La Victoria, La Tola, Panecillo, San Blas, San Diego, San Marcos, San Sebastián y La Alameda. Los escenarios son diversos y tienden a la pobreza, la marginación y la falta de atención.
Según Alejandro Ortiz, administrador de la zona Manuela Sáenz, en una primera evaluación se determinó que hay al menos 440.000 metros cuadrados de construcción abandonados. Una cifra alarmante, porque muchas de esas edificaciones son municipales o del Estado. “Estamos también levantando un diagnóstico de las que nos compete a nosotros”.
En los alrededores de la avenida 24 de Mayo, por ejemplo, existen casas de arquitectura republicana y de los primeros años del siglo XX cerradas y con ventanas tapiadas con ladrillos. También hay grafitis.
A 'PATA' O CONTAMINACIÓN
En el trayecto de la Rocafuerte se pueden ver las fachadas grises por la contaminación de los automotores que circulan por ahí. Según los moradores, allá no llegan las hidrolavadoras del Municipio para limpiar las calles y muros. “Hemos querido poner otro tipo de pintura en las casas para sacar el esmog, pero no nos permite el cabildo”, comentó Andrés, quien atiende una heladería frente al mercado San Francisco.
Dice no haber tenido afecciones pulmonares por la contaminación ambiental, pero solo de ver las fachadas grises, “ya me puedo imaginar cómo estarán los pulmones”, dice a forma de broma.
Para Núñez, esta problemática tiene demasiado tiempo y la solución es la circulación de buses eléctricos, pero también el funcionamiento del Metro de Quito. “Peatonalizaron las calles García Moreno y la Venezuela con el ofrecimiento del metro, pero han pasado cinco años y nada”, reclama.
Esta es otra de las razones por las que de a poco las calles de estos barrios se siguen despoblando. “En las casas quedaron los adultos mayores, a ellos no les sirve el ciclopaseo. Ellos no pueden caminar tanto. Entonces se van”.
Vivir allí significa ahogarse en la contaminación o no tener transporte, pues las líneas de buses también se redujeron a partir de la peatonalización.
LOS HABITANTES Y LA BASURA
Cerca de la calle Chimborazo, en la Victoria, se divisa una pila de fundas de basura. A unos cuantos metros, al menos seis indigentes ríen y beben alcohol. Resulta imposible pasar por allí.
“Rogamos que vengan a recoger la basura. Las noches pasa ahí amontonada. Nosotros también somos patrimonio”, espeta la moradora Betty Sánchez.
A unos metros está la plaza que lleva el mismo nombre, no tiene agua y sobre todo, está rodeada de personas en estado de ebriedad y ventas informales. Aún cuando tiene un legado histórico importante: allí, las tropas del Mariscal Antonio José de Sucre se dieron el baño de la victoria luego de la Batalla de Pichincha en 1822, evento que tuvo lugar gracias al Primer Grito de Independencia del 10 de Agosto de 1809.
En ese mismo sitio duermen quienes no tienen hogar. Según el administrador zonal, el Centro Histórico concentra el 57 % de las personas en situación de calle y mendigos. Situación que derivó de la centralización de entidades de ayuda social en esa zona.
“Ha sido costumbre que las personas vengan a dar de comer a los mendigos acá. El Municipio debería hacer comedores en toda la ciudad en mejores condiciones. Es a veces penoso ver cómo les entregan la comida, hasta sin cucharas”, reclama Johnny Núñez.
LAS CAUSAS Y SOLUCIONES
Rina Artieda, investigadora histórica y representante del colectivo La Cofradía de los Duendes, resalta que esta problemática se evidencia por la falta de comprensión de los procesos sociales e históricos del sector, así como de la centralidad excluyente y reduccionista y la falta de compromiso con los habitantes temporales y permanentes.
“Ha habido una incapacidad histórica para lograr un ordenamiento permanente del sector que considere los usos del espacio y sus proyecciones en función de su capital cultural. Salvo Moncayo, que algo avanzó en el tema. De eso ya son décadas”, enfatiza.
Por su parte, Alejandro Ortiz argumenta que administrar esta zona es un reto, pues se debe tomar en cuenta el aspecto habitacional, turístico y patrimonial al mismo tiempo. “Han sido años de falta de voluntad política, por ejemplo, para tratar el tema de las ventas informales”, insiste.
Pero no hay una solución mágica y definitiva, el funcionario sugiere que será un proceso y sobre todo que se necesitará dinero para lo que ya habido reuniones con la empresa privada para “darles razones a los quiteños de quedarse a vivir en el centro”.
“Es que no hay espacios de entretenimiento. No quedaron ni los cines. El último fue el Hollywood, que era de películas porno”, aseveró Johnny Núñez.
La autoridad se muestra consciente de que el Centro Histórico va más allá de las calles García Moreno y la Venezuela y que la historia se cuenta en los barrios, aunque lo que hace falta es plata. “Solo para remodelar el hospital San Lázaro que se quemó hace unos meses necesitamos siete millones de dólares. Ese es nuestro presupuesto del año”, finaliza Ortiz.
Aunque se espera comprar buses eléctricos para el próximo año, que también se espera conectar con el metro de Quito. Y así, los que se han quedado en el Centro Histórico siguen esperando.
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