Se cumplieron diez días desde la desaparición de Alejandro Jovel. A pesar de ello, las esperanzas de su familia y amigos persisten, ya que se encontraba en el camino del chamanismo. “Él se estaba preparando para ser chamán. Parte de ello consistía en solo consumir hierbas. Sin comida ni agua”, contó Raymond Duque, su mejor amigo.

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Alejandro, de 69 años, es un hombre solitario. Siendo salvadoreño, prefirió quedarse en Quito desde hace unos 40 años. Su hermana, Omayra Jovel, llegó el pasado martes desde el país centroamericano para unirse a las búsquedas. “Yo con él hablé el domingo antes de su desaparición. Todo estaba normal, no estaba triste ni nada”, dijo a EXTRA.

Alejandro se destacó, sobre todo en la capital, en el arte de los títeres y el teatro. De hecho, según sus colegas, estaba contento porque tenía programado participar en un festival.

La denuncia se colocó el viernes 3 de mayo, aunque con algunas trabas debido al feriado. Sus allegados se organizaron en mingas para buscarlo en las inmediaciones del volcán Ilaló. “Se le ve en una cámara que sube por el sendero a la montaña, pero nunca baja. No creemos que haya salido por otro lado porque siempre ha sido metódico”, agregó Raymond.

Este 10 de mayo, los equipos de la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestro y Extorsión (Dinased), Cuerpo de Bomberos y agentes metropolitanos encabezaron otra búsqueda por las pendientes de la montaña.

Fabricio Tapia, uno de los bomberos, explicó que las labores son complicadas por la topografía del sitio y por la extensión de la montaña. “Si bien esta es una elevación de poca peligrosidad para subir, si alguien se sale de los senderos corre peligro de perderse o caer en alguna quebrada”, aseveró.

Aparentemente, su incursión al volcán fue parte del proceso espiritual en el que se encontraba. “Tuvo una experiencia en una montaña en El Salvador. Sobrevivió y tuvo encuentros espirituales allí. Él quería volver a vivir eso”, comentó su amigo.

Sin embargo, cree que solo fue una exploración previa a intentar llegar a la cima, pues no habría llevado comida, sino que la dejó en su casa. “Iba a volver pronto”, aseguró.

El titiritero, además, realizaba caminatas diarias y practicaba taichí, por lo que esperan que toda esa preparación haya servido para que se mantenga con vida hasta su rescate. 

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