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¡Quemaron al muerto equivocado, en Quito!
El trabajador de una funeraria se confundió de cadáver cuando fue a retirarlo en la morgue del Hospital IESS Quito Sur. Se llevó otro y lo cremó.
Paola Punguil se desmayó cuando le dijeron que el cadáver de su padre fue cremado por equivocación. La mujer, embarazada, no soportó la noticia y se desplomó afuera de la morgue del Hospital IESS Quito Sur, en el sur de la urbe.
La familia Punguil quería enterrar el cuerpo del adulto mayor para que su esposa, quien está hospitalizada con coronavirus en la misma casa de salud, pueda despedirse de él en un cementerio cuando se recupere de la enfermedad. Pero no fue así...
La madrugada del pasado martes, Geovanny recibió la noticia de que su papá, de 70 años, falleció con COVID-19. Horas después, el hombre contó que recibió cerca de 20 llamadas de funerarias que le ofrecieron los servicios exequiales. “Firmé un documento con una de las empresas que permitían la inhumación del cadáver”, comentó.
A las 14:33, uno de los trabajadores de dicha funeraria le envió una foto del rostro de un cadáver para que Geovanny confirmara la identidad de su padre, pero no era él, era el cuerpo de otra persona.
El hombre, furioso y desesperado, llamó a sus parientes y juntos fueron hasta el centro hospitalario para reclamar lo que había sucedido. En la morgue del lugar les dijeron que otra funeraria se había confundido y llevado el cuerpo de su padre, Juan Punguil.
Esta empresa, según el personal del centro, debía recoger el cadáver de Juan Caiza, pero se llevó el equivocado. Además, ellos tenían la orden de cremar el cuerpo. Geovanny llamó a la funeraria para tratar de impedir que realicen este procedimiento, pero ya fue tarde. El cadáver de Juan Punguil fue cremado y sus restos yacían en un cofre de madera.
Los familiares del fallecido se alborotaron y exigieron que les den una explicación. Paola Punguil se desmayó y fue llevada a un automóvil para que se recupere. Mientras tanto, los parientes de Juan Caiza también fueron llamados al hospital para que sepan lo que había ocurrido con el cuerpo de su allegado, que permanecía dentro de un refrigerador de la morgue. Ellos prefirieron no hablar, pero confirmaron que tampoco habían solicitado el servicio de inhumación.
Un representante de cada familia ingresó al lugar, donde les explicaron el procedimiento que se debe tomar en el levantamiento de cadáveres con COVID-19.
“Un error absurdo”
Santiago Echeverría, subdirector de Gestión y Servicios Hospitalarios de esta casa de salud, indicó que desde que se inició el estado de emergencia nunca registraron un inconveniente similar, a pesar de que en meses anteriores reportaban hasta 12 fallecidos por día.
Echeverría explicó que todo cuerpo tiene una etiqueta de identificación que contiene los datos del paciente y se sigue el protocolo de levantamiento de cadáveres con coronavirus, emitido por el Ministerio de Salud Pública.
En este documento se especifica que el cuerpo debe ser envuelto en la sábana o tela antifluidos de la cama hospitalaria donde fue atendido y colocarlo en la bolsa sanitaria biodegradable. Luego se coloca una cinta de seguridad encima de la cremallera para garantizar su sellado.
La mañana del martes había dos cuerpos en la morgue: el del señor Punguil y el de Caiza. El subdirector indicó que ambos fueron rotulados e ingresados a la zona de transición solo para que sean retirados. El trabajador de la funeraria que se debía llevar el cuerpo de Caiza se llevó el otro. “Se podría entender que fue un error humano cuando hay 25 cuerpos, pero al haber dos, esto se trató de un error absurdo”.
Echeverría añadió que en este caso se presentaron algunas irregularidades por parte de las funerarias. Por ejemplo, está prohibido que estas empresas llamen a los familiares para que se lleven el cuerpo, pero lo hicieron. Además, abrir la bolsa donde está el cuerpo para tomar una fotografía podría convertirse en un delito.
Al final, la empresa que se confundió de cadáver y que cremó el cuerpo del padre de Geovanny pidió disculpas a sus familiares y les ofrecieron los servicios exequiales de forma gratuita para enmendar “el error”.