“Deseo que Gladys sea mi hija, en el nombre de Jesús”, fueron las palabras de María Quito Peralta, para enfatizar su anhelo de que una prueba genética (ADN) arroje un resultado positivo. Este desenlace no solo pondría fin a una ardua búsqueda que ha durado casi seis décadas, sino que también marcaría el comienzo de una nueva historia.

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Gladys Torres Zambrano, por su parte, guarda la misma esperanza en el Creador: “vamos a esperar en Dios, a ver qué pasa, qué sucede (...). Tengo sentimientos encontrados, entonces hay que esperar, hay que pedirle a Dios la guía”.

Esta historia empieza en Guayaquil, entre los años 1965 y 1966, cuando habría nacido Gladys Torres y luego fuera separada de su madre, a quien nunca conoció. En la misma época, a María Quito le arrebataron a su bebé. Por ese motivo, ambas han buscado incesantemente a sus parientes.

En una publicación de EXTRA, del sábado 29 de junio de 2024, Gladys Torres hizo público que buscaba a su madre, por lo que -con publicación en mano- la presunta madre se acercó a la redacción de EXTRA y sostuvo que ella podía ser la progenitora. Sin embargo, existen detalles (como el año del nacimiento) que no han sido tan precisos, para que sin ningún tipo de dudas puedan asegurar que son madre e hija.

Es ahí cuando interviene la Cruz Roja Ecuatoriana y ofrece realizar una prueba genética a Gladys y a María, para que puedan despejar todas sus dudas, con el 99,9 % de efectividad. La posible hija se ha sentido complacida, sobre todo porque ella es voluntaria, desde hace cuarenta años, de la entidad que les ha brindado este apoyo. Incluso, en la actualidad, es presidenta de la Comisión Nacional de Disciplina de la Cruz Roja Ecuatoriana.

Las muestras para esta prueba fueron tomadas la mañana de este lunes 22 de julio de 2024, en el centro médico Cruz Vital, de esta institución, en el norte de Quito. Para acudir a la cita, Gladys y María viajaron en avión y creyeron que por poco no llegarían, pues temían que su avión fuera desviado a otro aeropuerto, a causa de las fuertes turbulencias que se presentaron.

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Ahora tendrán que esperar ocho días para conocer los resultados. Ambas han puesto sus esperanzas en este análisis científico y en Dios.

La analista molecular Gisella Fiallos explica que toman “una muestra y una doble muestra (...). Si es que llegara el caso a ser una exclusión; o sea, que no es el padre, en este caso la madre, se repite en la doble muestra todo el proceso con otro analista, con otro reactivo y, de ser posible, con otro equipo y los resultados son 100 % iguales a la primera vez”.

Señala que esto se hace, pese a la efectividad del ADN, para evitar cualquier tipo de dudas que pudieran surgir. El presidente de la Cruz Roja Ecuatoriana, Roque Soria Vasco, expresa que “esta es una actividad muy noble y profundamente humana, porque todas las personas, cualquiera haya sido el motivo de su separación, merecen respuestas. 

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