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Propuesta de alcalde electo genera debate 'enrejado' en Guayaquil
Alquiles Álvarez plantea quitar el cerco en el malecón Simón Bolívar. Hay comentarios a favor y en contra. Expertos indican lo que debe hacerse antes.
Un peatón camina lo más pegadito que puede a la reja del malecón Simón Bolívar para que no lo roce un ciclista que pasa por su derecha. Ese mismo enrejado que les estrecha el paso ‘le vale un pepino’ a un vendedor de cachitos. Escala como Spiderman para ingresar al sitio turístico sin ser visto por los guardias.
Ambas imágenes representan las dos caras de la moneda... Que las rejas parecen no ser suficientes para impedir el comercio informal dentro, pero también provocan que personas prefieran irse por fuera al solo haber puertas de acceso en ciertos tramos.
Aquiles Álvarez, alcalde electo de Guayaquil, plantea sacar las murallas metálicas para que se pueda ingresar desde cualquier intersección. Propuesta con opiniones a favor y en contra.
“Si vamos por dentro, no siempre podemos salir a donde queremos ir. Sin las rejas se podría cruzar a cualquier calle”, dice Magina Hernández, quien trabaja por esa zona céntrica.
Galo Trejo, otro ciudadano, se opone. “Veo mal que las quiten, eso nos da seguridad mientras estamos adentro”, opina.
Eduardo Cárdenas piensa igual, mientras que Alfredo Valiente y Cecilia Rodríguez consideran buena la idea, pero si se garantiza que haya guardias suficientes, tanto para evitar ‘choreos’, como para cuidar el mobiliario público.
ACCIONES PREVIAS
Para Felipe Espinoza, arquitecto, urbanista y docente universitario, la propuesta es positiva, pero no se puede hacer de ‘una’ y previamente se tendría que cumplir con tres fases.
La primera, explica, debe ser un mapeo del malecón para poder dividirlo por zonas, con el fin de que cada una cuente con guardias y policías, con un concepto de trabajo orientado hacia la ciudadanía, “y no con tolete en mano, persiguiendo”.
La segunda es un plan maestro para el comercio informal urbano. Pone de ejemplo a Bucaramanga, capital del departamento de Santander, en Colombia. “Allí se planificó que haya vendedores calificados para laborar. Se diseñó prototipos de infraestructura fija y móvil para ofrecer los productos”, comenta.
A unos comerciantes se les dispuso que no estén en un solo lugar y se muevan a través de los módulos móviles. Eso lo controla personal municipal y, de no cumplirse, se suspende la licencia.
“Todos deben tener derecho a participar de los negocios de la ciudad, no solo unos cuantos. Y hacerlo con una licencia, según cada negocio”, enfatiza.
La tercera fase debe ser modificar ciertas áreas del malecón, para que sean más cómodas para el ciudadano. Como que existan más árboles que den sombra ante el clima caluroso de la urbe. O que haya más accesos para personas con movilidad reducida.
El sociólogo Carlos Tutivén refiere que, además, debe existir una campaña educativa del uso correcto del lugar. “En Guayaquil, como no hay esa educación, el espacio público es concebido como de nadie y siempre habrá comportamientos antisociales”, dice.
Por eso, sugiere que la extracción de rejas sea progresiva y que se vaya previniendo las consecuencias negativas del mal uso de los usuarios.
“La propuesta debe ser en una política cultural urbana. De lo contrario, es una medida demagógica. Quitar las rejas es una manera de marcar un antes y un después, pero no se pasa a eso sin un proyecto que cuide ese después”, recalca.