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Los empleados y dueños de negocios tienen que ‘armarse’ para combatir a los habitantes de calle ‘manos largas’.GUSTAVO GUAMAN

Cómo la presencia de indigentes afecta la seguridad en el Centro Histórico de Quito

El robo a personas y a los locales son frecuentes en el casco colonial. Vecinos toman la seguridad en sus manos para darles una lección a los intrusos

Josselyn Lema y Kitty Altamirano utilizan un palo de aluminio como ‘arma’ para defenderse de los indigentes ‘mañosos’ que suelen hacerles relajo.

Ellas atienden un local de ropa en la calle Sebastián de Benalcázar, en el Centro Histórico de Quito. Están apenas a 80 metros del Palacio de Carondelet, uno de los edificios más resguardados por militares.

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Sin embargo, para las jóvenes comerciantes, la presencia de los uniformados parece nula. Ellas mismas tienen que dar seguridad a su negocio.

Lema afirma que los habitantes de calle son agresivos. Le piden dinero, pero ella no les da. Ante eso, los indigentes toman represalias. Quieren robarse las sandalias, botan los maniquíes e incluso los más belicosos le arrojan comida.

Hace pocos días, a dos cuadras de su negocio, un habitante de calle murió a palazos. Las dueñas de un local de tejidos vieron por las cámaras de seguridad que el intruso se metió al negocio para llevarse cosas. Ellas y otras personas lo habrían alcanzado y golpeado para darle una lección.

Cuando Quito fue declarada Patrimonio de la Humanidad, hace 46 años (en 1978) el índice de inseguridad en el Centro Histórico era del 1 al 3 %. En la actualidad sobrepasa el 30 %.

El cuerpo del indigente todavía permanece en la morgue de la capital sin ser reconocido. Se presume que es venezolano y que solía liderar a un grupo de mendigos por el Centro Histórico.

¿Por qué el patrimonio se volvió inseguro?

En septiembre de 1978, Quito fue considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Uno de los factores para que haya recibido este reconocimiento fue la seguridad que se vivía en la época. Sin embargo, Juan Carlos Rojas, presidente del barrio San Blas e historiador de la capital, considera que esa distinción se ha perdido.

“El casco colonial está invadido por el microtráfico de droga, el trabajo sexual y los habitantes de calle”, sostiene.

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Rojas asegura que la dinámica de los indigentes empieza con la ingesta de ‘guanchaca’. Cuando están ‘plutos’, se quedan en las plazas y provocan insalubridad. Por si fuera poco, al quedarse sin dinero para comprar el ‘vicio’, estas personas se dedican a robar y a meterse a los locales para hurtar lo que puedan.

La madrugada del 11 de septiembre, dos sujetos fueron captados por una cámara tratando de ingresar a un karaoke de la calle Oriente. El negocio tiene tubos que refuerzan la seguridad y los intrusos no lograron su cometido.

La mayoría de indigentes se dedican a beber licor en las calles del Centro Histórico.GUSTAVO GUAMAN

¿Qué acciones se están tomando para contrarrestar la inseguridad?

Según el Observatorio de Participación Ciudadana y Seguridad Integral, del total de indigentes que habitan en las calles de la capital, el 68 % se concentra en el Centro Histórico.

El mayor Darwin Robles, subcomandante del Distrito Manuela Sáenz, comenta que la policía los retira cuando se convierten en un foco de inseguridad. Incluso han quemado las covachas que instalan en las quebradas en las que duermen.

El oficial añade que se ha identificado que algunos indigentes se dedican al robo a personas y varios han sido atrapados al cometer un delito.

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