En medio del acalorado debate electoral, la candidata Luisa González respondió con un comentario mordaz a los señalamientos de corrupción lanzados por el presidente-candidato Daniel Noboa: “Tu déficit de atención no es mi culpa, queridito”.

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La frase buscaba desviar las acusaciones relacionadas con el gobierno de Rafael Correa, pero desató críticas.

Pauly Haro, integrante de la organización Autismo Visible, expresó su indignación en X: “Usar condiciones del neurodesarrollo para atacar a un oponente demuestra una falta total de comprensión. Primero fue el autismo, ahora el déficit de atención”, escribió, recordando que el año pasado un medio ‘gringo’ afirmó que Noboa tenía trastorno del espectro autista.

“Su mensaje refleja una preocupación creciente sobre el hecho de que el manejo inapropiado de términos asociados a la neurodiversidad en el discurso público puede perpetuar malentendidos y estigmas. El déficit de atención no es una enfermedad, es una condición del neurodesarrollo”, explicó.

Claudia Cárdenas, socióloga y psicóloga, opina: “Poner en duda la capacidad de un oponente político usando su salud mental o condiciones neurodivergentes, como el Trastorno por Déficit de Atención (TDAH), es una estrategia que suele ser mal vista”. Y añadió: “En el caso de Luisa González, mencionar que Daniel Noboa tiene TDAH con la intención de desacreditarlo puede interpretarse como un ataque personal en lugar de un debate sobre propuestas y capacidades reales de gobernar”.

Según la especialista, el TDAH no impide desempeñar funciones de líder. Muchas figuras influyentes han aprendido a manejarlo y han utilizado sus habilidades para cumplir cargos importantes.

“Además, este tipo de comentarios pueden contribuir a la estigmatización de las personas con TDAH, sugiriendo que no son aptas para ciertos roles, cuando en realidad cada caso es diferente”, alertó.

¿Tratos "misóginos" de Noboa a González?

En el debate presidencial, Daniel Noboa adoptó actitudes que algunos han señalado como "misóginas" en su trato hacia Luisa González. Para la socióloga Cárdenas, varios aspectos de su comportamiento podrían reflejar este sesgo, entre ellos:

• Tono condescendiente y despectivo: Noboa interrumpió en varias ocasiones a González y usó frases como "cálmese señora", lo que puede ser visto como una forma de minimizar o deslegitimar su postura, algo común en el trato a mujeres en espacios de debate.
• Referencias personales en lugar de políticas: En lugar de enfocarse en contrastar propuestas, Noboa recurrió a comentarios sobre el carácter o la actitud de González, lo que refuerza estereotipos de género sobre cómo "debe" comportarse una mujer en el ámbito público.
• Descalificación basada en su pasado político: Si bien es válido cuestionar la trayectoria de un oponente, su insistencia en referirse a ella solo en relación con Rafael Correa (sin reconocer su propia agencia política) refleja una tendencia a minimizar los logros de las mujeres en política.

Estos comportamientos son parte de un problema más amplio de cómo las mujeres en la política suelen ser tratadas de manera diferente a los hombres, enfrentando críticas que van más allá de su capacidad o propuestas.

Sobre esta problemática, la socióloga Claudia Cárdenas señala: “Las mujeres en política enfrentan un doble estándar. Sus intervenciones suelen ser juzgadas no solo por su contenido, sino también por su tono, actitud o incluso su apariencia. Cuando se les interrumpe o desacredita con términos condescendientes, se refuerzan patrones históricos que buscan restarles autoridad”.

Para Cárdenas, este tipo de trato revela los obstáculos adicionales que las mujeres deben enfrentar en el ámbito político, donde aún predominan dinámicas que dificultan su reconocimiento como figuras de poder legítimas.

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