Exclusivo
Actualidad

Al Pikachu del mural le lanzaron pintura. Lo dejaron con la ‘ñata’ colorada.Cortesía

¡De Pikachu a Rodolfo, el reno!

Quiteños rechazan el atentado al mural de la 24 de mayo. Un artista urbano asegura que lo ocurrido es triste.

El Pikachu de la Plaza 24 de Mayo, en el Centro Histórico de Quito, quedó con la ‘ñata’ colorada. Esto, luego de que un hombre vandalizara el mural del artista español Okuda San Miguel, con 3 bolsas de pintura. Una cayó directo en la nariz del personaje de caricatura.

La polémica obra se inauguró en mayo pasado para conmemorar el Bicentenario de la Batalla de Pichincha y causó reacciones encontradas entre los quiteños. Hoy, algunos aplauden “el coraje” del joven del video. Otros cuestionan su actuar, incluso le sugieren ir a “terapia”.

El hecho se viralizó con un video la tarde del lunes. El corto fue compartido por el protagonista del ataque en su cuenta de TikTok (loboluz777). “Quito se respeta… queda bloqueado este lugar de oscuridad... Nuestros ancestros se respetan y voy por ti España”, dice el joven que se identifica en redes como loboluz777.

Elizabeth Peñaherrera, residente de ese sector, no entiende cómo una persona habla del respeto a Quito cuando atenta contra el ornato de la ciudad. “Está dañando el espacio público. La obra fue criticada, pero daba una buena imagen al sector que siempre ha sido mal visto por la inseguridad”.

Leonardo Coello es otro quiteño molesto con el protagonista del video, no es fan del mural, pero cree que es la pésima forma del joven para expresar inconformidad.

Ayer por la mañana y, después de tanta crítica y posibles multas (con base en las ordenanzas municipales), el hombre borró el corto.

El arte del desapego

El artista urbano Juan Sebastián Aguirre (Apitatán), no ha visto el corto de loboluz777, pero cree que lo ocurrido es triste, sobre todo porque no hay mucho arte en la calle. Considera que la inconformidad se puede mostrar “pintando algo mejor” y no con un atentado.

También resalta que este tipo de trabajo implica un acto de desapego para el artista, ya que tarde o temprano la obra va a desaparecer. Sea por factores ambientales o por actos como este.