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En este lugar estaba Miryam cuando habría sido secuestrada, en mayo de 2023, en una zona rural de San Miguel de los Bancos.GUSTAVO GUAMAN

Pichincha: La extraña desaparición de una mujer en San Miguel de Los Bancos

Ocurrió el 19 de mayo de 2023. Un testigo clave alertó a la familia que, en realidad, se había tratado de un secuestro. Su familia clama que vuelva

A Miryam Silvia Guerrero Ortiz la secuestraron. Esta no es solo la presunción de sus familiares, sino también la de sus vecinos y de un testigo clave que alimentó los detalles que llevan a esta afirmación, además de otros rastros que la mujer, de 60 años, dejó el 19 de mayo de 2023 y que evidencian que su desaparición no habría sido voluntaria. Aquel viernes fue un día gris. En el kilómetro 7 de la vía San Francisco de Chipal-Nueva Aurora, en el cantón San Miguel de los Bancos, en Pichincha, caía una lluvia ligera, que apenas mojaba, pero alborotaba a los bichos que hay en esta zona rural, rodeada de plantaciones y cuatro ríos de agua cristalina.

Entre los predios de este territorio, hay cerca de 80 hectáreas que pertenecieron a un tío de Miryam, David Salomón Ortiz Fiallos, quien falleció a los 64 años a causa de un infarto agudo de miocardio, de acuerdo al registro de su defunción. La pariente era una de las encargadas de cuidar este lugar y es por eso que aquella mañana salió de su casa, ubicada a unos cien metros, para dirigirse a las plantaciones y encender un poco de leña para ahuyentar los insectos que suelen afectar al cacao.

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Ocho meses después de la desaparición, en este enero de 2024, en el sitio permanece intacto el pedazo de tronco sobre el cual Miryam se había sentado para encender algunos palos, que también siguen en el lugar, algunos carbonizados, ahora cubiertos por la maleza, debajo de una pequeña estructura de caña guadúa y techo de zinc, que de a poco se destruye. En ese espacio habría ocurrido el secuestro y los rastros en la escena apuntan a que ella fue sacada por un acceso vehicular con el que cuenta el predio.

La mujer, de 60 años, no se solía alejar de casa sin sus medicinas.GUSTAVO GUAMAN

Hallazgo

Su esposo, Mario Vinicio Ortiz Pérez, refuerza la teoría del rapto porque junto a una puerta de madera encontró un pequeño bolso de su amada, que todavía contenía su teléfono celular, el encendedor que había llevado para hacer fuego y unas gotas para tratar el glaucoma que acababan de detectarle. El cónyuge sostiene que Miryam, sin el gotero, no se alejaba, porque los malestares no la dejaban en paz. Él asegura que a ella se la llevaron en contra de su voluntad, aunque en las primeras horas pensó que tal vez había salido al pueblo.

La madre de la víctima, Alicia Flora Ortiz Fiallos, de 80 años, tampoco estaba en casa. El día anterior había viajado a Quito para seguir con los trámites de un pleito legal, relacionado con los terrenos de su hermano, quien en documentos mostrados por la señora consta como divorciado e incluso, en una escritura de la disolución conyugal, se detalla que esta sociedad matrimonial no tuvo bienes adquiridos.

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Por seguridad, la mamá de Miryam ha colocado una cámara para que se registre quién se acerca o aleja de la propiedad.

La madre ha empaquetado las cosas de Miryam, para que estas no se destruyan.GUSTAVO GUAMAN

Creció en el sitio

Los terrenos fueron herencia del padre de Alicia Flora, quien llegó a estos junto a su hija mayor, Miryam, cuando tenía apenas 8 años. Ella se crio en el sitio y por eso, como parte de su vida, limpiaba las plantaciones y eliminaba la maleza. Tras su desaparición, en la zona es evidente que ella no está. El monte ha crecido por todos lados y hasta la casa que había empezado a construir, con sus propias manos y junto a su esposo, quedó inconclusa.

Esta edificación, que cuenta con bases y columnas de concreto, está a pocos metros del inmueble de caña y madera en el que vivía Miryam junto a su esposo. Sus cosas permanecen en la habitación, empaquetadas sobre una pequeña estantería, para que no se destruyan. De este lugar no desaparecieron pertenencias de la mujer, por eso sus parientes reafirman que no se fue por su voluntad, sobre todo porque hay un testigo que les dio una versión que los llevó a deducir quiénes pudieron ser los secuestradores.

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A partir de esta situación, el esposo de Miryam sufre de hipertensión y se medica para poder dormir.

La casa que construía Miryam quedó inconclusa.GUSTAVO GUAMAN

La alerta

Poco antes de que Mario Vinicio descubriera la desaparición de Myriam, a las 13:30, los ladridos de unos perros en los exteriores del terreno donde laboraba, a unos 300 metros del sitio en el que debía estar su esposa, le llamaron la atención. Él salió a observar qué sucedía y se tranquilizó al ver que se trataba de un comerciante de pescados, que le suele fiar el producto. Le preguntó por qué no le había dejado la mercadería a su cónyuge, como habitualmente lo hacía, pero el hombre le respondió que pese a que hizo sonar por varias ocasiones el pito de su moto, ella nunca salió.

De inmediato, la intranquilidad invadió a Mario Vinicio, según relata, y le pidió al negociante que lo acompañara, para ver si algo había sucedido con su mujer, pero al llegar no la encontró. Algunas teorías pasaron por su mente, como que Miryam había salido a la ciudad por alguna emergencia o que se había reunido con alguien de su familia, pero tras encontrar los objetos que ella usaba en sus labores y para el cuidado de su enfermedad, se preocupó.

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En el sector donde habitan la señal de telefonía celular es baja o nula, deben buscarla como si de un juego se tratara, con los celulares en sus manos elevadas, caminando de un lado a otro, hasta que llegue alguna notificación para confirmar que tienen comunicación. Pese a la cercanía con el pueblo, que está a uno 20 minutos, viven aislados.

La señal telefónica es algo que escasea en el sitio del suceso.GUSTAVO GUAMAN

El momento clave

Parientes y vecinos de Miryam empezaron a buscarla. No descartaban la posibilidad de que estuviera en un sitio cercano y que tal vez hubiera sido víctima de un accidente. Sin embargo, un habitante y amigo de la familia se acercó para contarles algo que cambiaría la historia. El hombre había escuchado de la desaparición, pero no le prestó mayor atención hasta que pasaron varias horas y, mientras pensaba en la situación, recordó que había visto a los posibles secuestradores y que estos se movilizaban en tres vehículos: un automóvil, una camioneta de dimensiones comunes y otra de mayor tamaño, al parecer, de alta gama.

El lugareño también habló con EXTRA, bajo reserva de su identidad, para contar que uno de estos vehículos por poco lo envía a una cuneta mientras él conducía su motocicleta. Es por eso que tiene claros los detalles. Él los insultó luego de que por poco acabaran con su vida, arrollándolo, y alcanzó a ver que en el automotor de mayor tamaño iban cuatro sujetos, todos con tatuajes. La versión de este testigo, al parecer, no fue considerada por los investigadores. Tanto Alicia Flora como Mario Vinicio coinciden en que los primeros agentes que llegaron lo habrían hecho con el caso resuelto en sus mentes: que el esposo la había desaparecido. Sin embargo, no lo pudieron comprobar.

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El caso fue denunciado en la Fiscalía, pero hasta el cierre de esta edición, se seguía desconociendo la ubicación de la mujer. Los últimos rastros que quedaron de ella, además del testimonio de su vecino, fueron la madera que prendió, el encendedor, su celular y las gotas para tratar su enfermedad. Pero los familiares van más allá. Ellos piden que se investigue la relación que pudiera tener con el caso el lío de tierras que enfrentan en la actualidad. Piden que, por lo menos, estas personas sean llamadas a rendir versión.




Un lío de tierras que sigue su curso

  • Los problemas legales por los terrenos de David Ortiz empezaron en 2017, tras su muerte. Los allegados cuentan que fueron sorprendidos por un grupo de personas que llegó e intentó tumbar una casa en la propiedad del difunto. Ellos se amparaban en una supuesta resolución legal, pero la familia del fallecido salió para impedirlo, porque tienen documentos que demostrarían que el propietario no compartió ni cedió los terrenos con alguien. Por ese motivo, existe un proceso legal que sigue en curso y que aún no ha sido resuelto. Los allegados esperan que se haga justicia y que, de existir papeles arreglados, se descubra la verdad.

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