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Perjudicados en Quito denuncian captación ilegal de dinero
Confiaron en que una plataforma les pagaría el 1 % de interés diario por lo que invertían. Todo funcionaba por una aplicación que luego desapareció. Una experta aborda esta problemática en el país.
“Nos quedamos sin nada”, lamenta Jorge mientras revisa su celular. Espera tener alguna noticia de los 11.000 dólares que depositó en una aplicación aparentemente ‘trucha’ (Solfin.ec) y que operaba en Pichincha y otras provincias del país.
Le ofrecieron ganar el 1 % diario, explica. “Iba a usar ese dinero para pagar los préstamos del banco”. Pero...
Su esposa Gabriela no ha parado de llorar desde que el 6 de abril la aplicación en la que veían cómo supuestamente su billete crecía... ¡desapareció!
Hace dos meses, en febrero, ella supo del ‘ofertón’ cuando su ex, padre de una de sus hijas, abrió una cuenta a nombre de la menor con 500 dólares en esa aplicación. “Dijo que no tenía plata para pagar las pensiones y así la compensaría”, detalla.
EL SISTEMA
Según Gabriela, la convencieron porque el representante de la plataforma supuestamente era conocido de un familiar lejano. “Me dijeron que no desconfiara de él”, agrega.
Tampoco dudó cuando en el chat de los presuntos inversionistas, al que le agregaron, le pedían expresamente que “al realizar el depósito o transferencia debían colocar en el detalle la palabra transferencia. Bajo ningún motivo la palabra Solfin.ec o inversión”.
Menos sospechó de que se trataría de una estafa cuando llegó el mensaje de que cada depósito debía hacerse a una cuenta diferente, siempre.
“Fui yo quien empezó a invertir luego de ver que en la cuenta de mi hija sumaban los intereses”, reconoce.
Ella abrió la suya con 500 dólares y durante tres semanas su dinero aparentemente generaba intereses. Sin embargo, le pedían que reinvirtiera, por lo que nunca llegó a retirar ni un dólar de las ‘ganancias’.
Según Sonia Zurita, profesora de finanzas y evaluación de inversiones de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, estos rasgos son normales, pues quienes están detrás de las estafas “necesitan crear confianza, haciendo que funcione al principio”.
Generalmente esos pagos se realizan con el dinero de los nuevos depositantes, hasta que en algún momento deja de ingresar dinero, dice la experta.
Uno de los casos más sonados sobre captación ilegal de dinero fue el de ‘Big Money’, cuyo líder es Don Naza. Hace poco, él caso volvió a la palestra cuando el sujeto ingresó a sus anchas al Ministerio de Defensa.
"UNA BENDICIÓN"
En las charlas telemáticas que se hacían en esta plataforma los animaban a invertir más y más. “Haz que el dinero trabaje para ti. Esta es una bendición que llegó a tu vida”, eran las frases más recurrentes en aquellos encuentros que se hacían.
También se ofrecía a los supuestos inversores que por cada persona que ingresara al sistema, la aplicación les pagaría el 10 %.
Según Zurita, estos sistemas a través de aplicaciones se han vuelto cada vez más comunes. “Los diseños dan una imagen de que se trataría de negocios serios”, explica. Pero solo funcionan un tiempo y colapsan. Luego los estafadores cambian de nombres de las supuestas empresas y vuelven a engañar.
Solo en la familia de Jorge y Gabriela –entre primos, tíos, abuelos– se perdieron al menos 45.000 dólares. Vendieron carros, propiedades y hasta vacas para invertir. Lorena, la madre de Gabriela, cuenta que vendió su carro en 2.800 dólares con la esperanza a de comprar uno mejor. Ahora anda en bus.
Zurita agrega que es difícil establecer los montos de pérdidas en estos negocios por su clandestinidad. Sin embargo, sí es posible identificar a las personas vulnerables a este tipo de estafas. “El desconocimiento les hace caer en estas falsas promesas, tomando en cuenta también la desesperación”, asevera.
Mientras tanto, al menos 1.200 personas estarían perjudicadas por esta aplicación. EXTRA buscó en la Superintendencia de Bancos –en entidades no autorizadas a operar en el país–, pero esta no ha sido detectada. Las cuentas de Instagram y Facebook han sido borradas. Y quienes estaban detrás de esto ya no contestan el teléfono.
*Los nombres de los protagonistas han sido cambiados a petición de los denunciantes, por miedo a represalias.