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¡‘Pelo y barba’ al expenal García Moreno!
No es el único inmueble patrimonial abandonado convertido en guarida de ‘malandros’. Hay otros en el casco colonial y eso preocupa a los moradores.
Un hombre abre la puerta lateral del expenal García Moreno, centro de Quito. Sale con un bulto envuelto en bolsas negras. ¡Su botín! No se esconde ni disimula...
Conocido también como Panóptico, guarda en sus entrañas cientos de historias, pues por allí pasaron violadores y asesinos seriales, como Daniel Camargo o el Monstruo de los Andes (Pedro Alonso López).
En 2014, aquel inmueble situado en la calle Rocafuerte, sector de San Roque, dejó de albergar a los presos. Desde entonces se ha convertido en uno más de los edificios patrimoniales abandonados. Y eso no es todo. Hace unas tres semanas han empezado a desmantelarlo.
Uno de los moradores, que prefirió no identificarse, cuenta que el 31 de agosto un hombre cayó al interior del expenal por unas escalinatas que lo rodean por la parte trasera. Para rescatarlo, los socorristas debieron romper las cadenas de ingreso.
Desde ese día, indigentes han tenido vía libre para entrar y salir. “Siempre lo han hecho, pero ahora es más directo. Hasta se quedan en la garita del guardia”, dice.
En un corredor lateral están los muebles que quedaron del traslado de los presos hacia el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi. Documentos desperdigados con sellos del Ministerio de Justicia y decenas de celulares destrozados que al parecer eran utilizados por los reos.
“Además, hace dos meses se fueron los guardias, ya no hubo custodia”, explica.
El vecino abre su negocio muy temprano y ha visto cómo varias personas duermen en la garita. Cuando amanece se lanzan por las rejas y se van.
De allí se han sacado los escritorios, tuberías de agua, varillas, vidrios... todo lo que podría servir para vender y ganarse unas monedas. “Lo hacen a la luz del día, pero uno no puede decir nada porque parece gente peligrosa”.
Estas 1,5 hectáreas del antiguo penal son parte de las 123 edificaciones patrimoniales del Centro Histórico que le pertenecen al Estado, según el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
El hombre que sale con lo que aparentaban ser aparatos electrónicos viejos cierra la pesada puerta de hierro, cruza una aldaba y se pierde en la calle Rocafuerte.
“Lo más probable es que vayan a venderlos a alguna cachinería o locales de cosas usadas”, comenta el morador.
OCUPACIÓN DE BIENES
El uso de estas edificaciones es una preocupación general de los vecinos del casco colonial. Johnny Núñez, representante de la Asamblea Ciudadana del Centro Histórico, explica que al menos 120 casas están abandonadas. “Se meten a dormir, han destruido vidrios y paredes. Desde estas viviendas se pasan a otras para robar”, afirma.
En las calles Venezuela y Sucre, un hotel de tres pisos dejó de funcionar hace 12 años. A través de las rejas es posible ver basura, ropa vieja, botellas de alcohol. “Han vuelto a cerrar, pero ellos (los indigentes) igual se trepan”.
Según el IMP, todavía se realiza un inventario de las casas patrimoniales que existen en este perímetro y el estado en el que se encuentran. Hasta ahora se sabe que 40 están en mal estado.
Pero la competencia del mantenimiento y ocupación de las viviendas depende de los dueños, que en un 95 por ciento son privados.
La entidad identifica las razones para este fenómeno: sus propietarios las dejan temporalmente por viajes, o los dueños fallecen y sus herederos no se preocupan, cuando no tienen dinero para el mantenimiento o por las dificultades para la venta de los inmuebles.
Sin embargo, tanto el expenal como el antiguo Hotel Auca o el viejo edificio del Banco La Previsora pertenecen a diferentes carteras del Estado y su abandono data de hace más de una década.