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El Pase del Niño Viajero volvió a colorear a Cuenca con espiritualidad
Niños, jóvenes y ciudadanos en general se unieron para retomar la procesión que remarca la identidad interior de los cuencanos.
Con túnica color azul cielo, flores de lentejuelas y potencias brillantes, como el oro, entre la aclamación de miles de devotos, volvió el Niño Viajero a pasear las calles céntricas de Cuenca luego de dos años de suspensión.
Era las 10:15 de este 24 de diciembre del 2022, luego de la misa oficiada en la Catedral de la Inmaculada Concepción, centro histórico de la capital de Azuay, que se retomó la tradicional procesión con más de 60 años de espiritualidad y religiosidad que se realiza cada en esta fecha como parte de la identidad ancestral de los morlacos en época de Navidad.
Más de unos 110 carros alegóricos, acompañaron a los cientos de comparsas y grupos familiares que con alegría y fulgor volvieron a ser parte viviente de la fiesta religiosa, la más importante de Latinoamérica y única del país en tiempo de Navidad.
Los carro carros alegóricos con motivos bíblicos que reseñan el nacimiento del Niño Jesús. Los niños, jóvenes y algunos adultos, vestidos de personajes que cita la biblia en el acontecimiento del nacimiento de Jesús, cómo los Reyes Magos, Ángeles, María, San José, sumados a personajes característicos de la cultura ecuatoriano, dieron colorido a la fiesta, pareciendo la obra perfecta del más grande pintor. Al final, los participantes reciben un pan pascua, caramelos y galletas, donados por Carmen Llivipuma, prioste principal y mantenedora de la fiesta, que heredó de su madre, Rosa Pulla que en 1962 junto al sacerdote Miguel Cordero unificaron los pases para constituir en uno solo y llamarlo “El Pase del Niño Viajero”.
La procesión concluirá a las 17:00, tras haber culminado el desfile, la imagen regresará al monasterio del Carmen, donde tendrá lugar una eucaristía de cierre con todos los fieles que acompañen al Niño Viajero.
Historia
El Pase del Niño Viajero inició en 1962 como producto de la unificación de pequeñas procesiones que se realizaban desde la época de la colonia hasta los años 50 y 60. Fue cuando el extinto monseñor Miguel Cordero Crespo, regresó de Tierra Santa a donde había llevado la imagen del Niño Dios esculpida en madera y que data del año 1823, para un recorrido por Roma. A su llegada a Cuenca, los devotos exclamaron, ´llegó el Niño Viajero´, advocación que se la mantiene. En ese año; 1962, la devota Rosa Pulla se convirtió en la principal organizadora de la gran procesión. Tras su muerte ocurrida en el 2007, el legado lo dejó a su hija Carmen Livipuma Pulla.
El Pase del Niño es, sin lugar a dudas, una de las manifestaciones de religiosidad popular más importantes del país. Esta fiesta refleja como pocas, la cultura y las tradiciones de un pueblo que expresa sus creencias en múltiples y variadas formas del folklore.