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La bronca continúo la tarde y noche de ayer luego de que los indígenas ocuparan El Arbolito.RENÉ FRAGA

Paro Nacional: ¡El Gobierno cede, pero la 'guerra' continúa!

El gobierno permitió el ingreso de los indígenas a la Casa de la Cultura, pero la paz no llega; ayer murió una persona y hubo fuertes enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes. 

La muerte de Henry Quezada, un manifestante que protestaba la tarde de ayer en las afueras del edificio de la Contraloría, en el centro norte de la capital, agudiza el paro nacional que se ha convertido en un juego de ajedrez.

En este no se busca el ‘jaque mate’, sino un acuerdo de paz. Y las estrategias de los líderes, en el día 11 de movilizaciones, fueron lanzadas sobre el tablero. El Gobierno hizo una maniobra táctica. Cedió la Casa de la Cultura y el parque El Arbolito, en Quito, al movimiento indígena como un “gesto para el inicio del diálogo”.

Estos lugares estaban resguardados por la fuerza pública desde el domingo.

La petición fue cumplida luego de que Leonidas Iza, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), condicionara a Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, para tener un acercamiento y llegar a un acuerdo.

Ayer, seguidores de Iza marcharon desde las universidades Central y Salesiana hasta este espacio que históricamente ha servido como el epicentro de las protestas. Se reunieron dentro del ágora de la Casa de la Cultura. Bailaron. Gritaron. Como si hubiesen logrado su primera victoria.

“No vinimos a poner muertos. Queremos que nuestras demandas sean cumplidas”, dijo Iza. Y solicitó a la Asamblea Nacional que interceda para que las 10 peticiones sean tratadas.

Esto generó una aparente tregua en las batallas campales que se producían en los alrededores de este edificio. Pero en la tarde y noche los enfrentamientos regresaron entre los manifestantes y la fuerza pública.

Quezada fue el más afectado. La Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos indicó que la muerte habría sido debido a un trauma penetrante de tórax y abdomen provocado por un arma de perdigones.

Diario EXTRA preguntó al Ministerio del Interior sobre el hecho y la respuesta del departamento de comunicación fue: “La Policía no utiliza armas letales en las manifestaciones sociales”. En los últimos días, ambos ‘bandos’ han sacado la ‘mejor’ artillería. 

Calmar los ánimos

Este movimiento es “una reacción de sentido común” por parte del Gobierno, según el abogado Jorge Mora, profesor de la Universidad Católica y analista político.

Señala que el Estado no se debió tomar un espacio de representación simbólica como la Casa de la Cultura. Por eso cree que esta decisión “fue una corrección de un error que permitiría pacificar los ánimos para sentarse a conversar”.

Considera que esto no se trata de una guerra entre “un terrorista contra un tirano”, sino un juego estratégico en el que la mejor decisión llevará al camino de la paz.

Por un lado, Mora cree que la manipulación de los indígenas respecto a cuestionar la ideología del Gobierno es incorrecta; por otro, considera que el presidente no se ha sentado a conversar sobre las legítimas demandas de la población vulnerable.

Agrega que hay errores compartidos. Sin embargo, enfatiza que la mayor responsabilidad es del Gobierno, “el cual tiene que corregir y bajar el tono tenso para permitir una negociación adecuada entre ambas partes”.

Cientos de indígenas bailaron dentro de la Casa de la Cultura cuando recuperaron el espacio.RENÉ FRAGA

Eso sí, Mora aclara que no debería ceder en todos los puntos, sino generar acuerdos para una salida a la crisis social y económica que vive el país.

Añade que en estos momentos ya existe un escenario propicio para el diálogo y enfatiza que Iza no tiene un motivo para negarse a hablar. “Si lo hace, la sociedad civil debería exigirle que sea consecuente con lo que pide”, detalló.

Ceder de lado y lado

El ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, indicó que el Ejecutivo cumplió esta condición que solicitaba la Conaie, siempre y cuando ellos también accedan a otras peticiones.

Por eso pidió el cese de los cierres viales y de los ataques a distintos puntos del país. También solicitó la libre movilidad de personas y, especialmente, de alimentos e insumos médicos.

“El Ecuador quiere paz. El Ecuador necesita una salida inmediata a este conflicto”, dijo.

Los policías antimotines disparaban desde la terraza de la Contraloría a los manifestantes que estaban en la avenida 6 de Diciembre.RENÉ FRAGA

Mientras tanto, dentro de la Casa de la Cultura, dirigentes de una comisión de la Conaie ultimaban los detalles de la metodología y otras condiciones para el diálogo y posible acuerdo.

Para Cristian Ordóñez, catedrático universitario y experto en inteligencia estratégica, este movimiento es una victoria insignificante para los indígenas porque “han pasado varios días y la protesta social ha perdido fuerza”.

El presidente Guillermo Lasso se encuentra aislado, ya que se contagió de COVID.

Según Ordóñez, el cansancio y las duras condiciones climáticas son un factor adverso “que diluirá el poder (de los manifestantes) en la mesa de negociaciones”. Ahora hay que esperar cuál será el próximo movimiento en el tablero.