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Otavalo: Familia esperó tres días para ver si su pariente resucitaba
Así lo aseguró un vecino de la mujer que habría asesinado a su hijo en un culto religioso, en Gualsaquí, en Imbabura
“Ella ya está mejorando con la bendición de Dios”, fueron las palabras de un allegado de la mujer, de 62 años, que supuestamente asesinó a su propio hijo, de 38, en la comunidad Gualsaquí, Otavalo, provincia de Imbabura.
Ayer, el pariente salió de la vivienda donde habría sucedido el crimen para explicar a un equipo de EXTRA que era lo único que dirían. “Usted sabe que es una situación complicada y se dicen muchas cosas”, afirmó aquel joven.
El 12 de febrero, ella junto a sus parientes terminaron un ayuno en un retiro evangélico que duró tres días. Esa fecha, la comunera tomó la vida de su hijo porque adujo que estaba poseído por el demonio.
“Tengo que matarlo porque Cristo me lo dijo”, habría aseverado aquella mujer de la tercera edad, según recoge un habitante en un video que se difundió en Facebook. Fue entonces que su vástago apareció muerto en el piso con un aparente golpe en su cabeza causado por un hacha y ‘molido’ a correazos.
Resurrección
Desde ese momento, su familia no quiere declarar lo que ocurrió y los vecinos de Gualsaquí se han sumido en el temor porque dicen que la verdadera poseída sería la señora y que sus seres queridos piensan que se curará con el poder de Dios.
Ese aparente pacto de silencio en la comunidad se rompe cuando se conversa con la gente con la condición de no mencionar su nombre. Una habitante contó que luego del crimen, la implicada no fue detenida y se la ha visto caminando por la comuna. “La verdad, yo tengo miedo con esa señora suelta por aquí, porque se habla que ella estaba endemoniada”.
Y esta circunstancia debería considerarse, según otro habitante que también supo de esta muerte. Él sí considera que la muerte no la consumó la madre de la víctima sino el supuesto espíritu que la poseyó.
Además, este vecino detalló algo perturbador. “Parece que la familia esperó tres días para que el hombrecito resucitara. Se tiene la creencia de que iba a revivir como nuestro señor Jesucristo”, afirmó el residente, quien no quiso identificarse.
Posiblemente eso motivó a que el sepelio de la víctima se realizara el 15 de febrero, es decir, tres días más tarde de perpetrarse el crimen. Esto luego de que la Policía no interviniera y ni siquiera se llevara a cabo la autopsia.
Una situación delicada
El entierro se hizo en el cementerio de San Rafael, localidad a la que pertenece Tocagón, zona donde la víctima residía con su esposa y tres hijos. La familia regenta una tienda y es muy conocida.
Cuando se cometió el crimen, su pareja fue hasta Gualsaquí, a 23 kilómetros de distancia, para llevarse el cuerpo hacia su hogar. “Nosotros sabemos cómo ocurrió todo, pero no queremos decir nada porque estamos en una posición delicada”, manifestó la esposa del fallecido a EXTRA.
La fecha del suceso, no solo el cadáver fue llevado sino también la madre implicada. “Daba miedo porque la señora parecía poseída. Su voz era como la de un hombre y gritaba: ‘váyanse, no quiero saber nada ni quiero ver a nadie si no quieren que los mate’”, precisó una residente que caminaba cerca de la tienda familiar.
Ahora, el rumbo que tome el caso es incierto. La mujer continúa libre y en la misma casa donde esa tragedia se la conserva bajo total hermetismo.
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