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Las nuevas generaciones del crimen organizado en la capital
Jóvenes se identifican como hijos de miembros de una banda criminal para cometer delitos. Una experta señala que estas personas buscan obtener poder
Los herederos del trono son personas pertenecientes a la nobleza que reciben el título como sucesores de una corona cuando el actual monarca muere o abdica.
Sin embargo, esta realidad también se vive en el mundo de la criminalidad del país, donde los hijos de los integrantes de bandas delincuenciales se convierten en los herederos al ‘trono delictivo’.
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En el sur de la capital, los habitantes de algunos sectores denuncian que los jóvenes están replicando lo que sus padres hacían en sus viejos tiempos. La diferencia radica en que en ese entonces se trataba de clanes familiares, mientras que en la actualidad son estructuras consolidadas del crimen. Además, existe una variación en los tipos de delitos que cometen (ver infografía).
La Policía Nacional ha determinado, mediante investigaciones, que las estructuras criminales les encomiendan misiones específicas a los jóvenes para que ganen un puesto y adquieran respeto. Un conductor de taxi informal que trabaja en La Forestal, en el sur de la capital, comenta que los jóvenes pertenecientes a las bandas delictivas se dedican a cobrar extorsiones.
Este informante señala que los miembros con más experiencia suelen realizar el trabajo sucio, amenazando a los conductores con armas de fuego y extorsionándolos, mientras que los más jóvenes cobran el dinero a cambio de una supuesta protección. Por ejemplo, las busetas que van hasta la Simón Bolívar pagan 50 dólares cada seis meses, y los taxirrutas pagan 25 dólares.
Además, la ‘nueva camada’ de delincuentes tiene otras formas de operar. Por ejemplo, en La Argelia, la dueña de una tienda, quien prefirió no identificarse, relató que organizan robos a los pasajeros de los autobuses de manera coordinada. Uno de los delincuentes, desde la calle, observa a sus víctimas dentro del vehículo, identifica a aquellos que tienen objetos de valor y se lo comunica a sus cómplices, quienes, si es posible, les envían fotos. Luego, estos cómplices abordan la unidad, pagan el pasaje y atacan a sus objetivos.
Otra forma en la que los jóvenes buscan escalar puestos en la organización es reclutando nuevos miembros, generalmente estudiantes de colegio, en las paradas del Corredor Sur Occidental ubicadas en el tramo de la avenida Mariscal Sucre. La Policía ha intensificado los patrullajes en estos lugares.
Detectives del crimen
El teniente coronel Jairo Burbano, subcomandante del Distrito Eloy Alfaro, indica que durante los operativos policiales han encontrado jóvenes con tatuajes que hacen alusión a estructuras criminales.
Sin embargo, resalta que eso no es suficiente para las autoridades judiciales y, cuando se trata de menores de edad, es difícil retenerlos por falta de evidencia o porque no se los encontró en flagrancia.
El 21 de enero, dos sujetos, una mujer y una adolescente, fueron aprehendidos con un arma de fogueo en el sector de la Biloxi, en el sur de la ciudad.
Los sospechosos, al parecer, eran extorsionadores y estaban atemorizando al barrio luego de haber disparado en varias ocasiones. En este caso, durante el interrogatorio, la menor de edad mencionó que eran del grupo terrorista Los Lobos.
Esa misma semana detuvieron a dos jóvenes que tenían tatuajes relacionados con el mismo grupo de delincuencia organizada.
Burbano menciona que desde enero hasta el 24 de abril de 2024 se han capturado a 16 presuntos miembros de estructuras criminales, relacionados con delincuencia organizada y secuestro extorsivo.
El oficial aclara que cuando no es posible detener a los jóvenes relacionados con estas agrupaciones, se lleva un registro interno para que las unidades investigativas les hagan seguimiento. La idea es llegar a las cabezas de las bandas.
El teniente coronel añade que ha propuesto una estrategia para combatir el crimen organizado: que cuatro o cinco policías del servicio urbano se vistan de civiles para obtener información que permita desmantelar los grupos delictivos. Argumenta que, cuando hay patrulleros o motociclistas uniformados, los delincuentes huyen.
El personal de la Policía Judicial que trabaja en este distrito señala que han identificado a jóvenes que son utilizados para hacer contrainteligencia, es decir, obtener información sobre los operativos policiales.
Además, dentro de la organización, deben localizar a los ‘sapos’ que están proporcionando información a la Policía o a los grupos rivales.
Linaje criminal
La perfiladora criminal y experta en seguridad Ana Minga explica que para las bandas criminales es conveniente reclutar a nuevos miembros que sean parte de la familia, ya que con ellos existe más confianza, pueden perpetuarse en el tiempo y, si son menores de edad, tienen menos antecedentes penales.
Además, Minga resalta que en la actualidad se vive en un mundo violento, lo que hace que los nuevos perfiles criminales sean más peligrosos.
Comenta que las generaciones anteriores cometían delitos por necesidad, infancias conflictivas o circunstancias del entorno, mientras que los jóvenes actuales lo hacen por gusto, por deseo de poder.
Según su análisis, las nuevas generaciones que buscan la vida delictiva ven a los grupos terroristas como una carrera en la que pueden ascender hasta convertirse en jefes.
Advierte que esta mentalidad también se observa en otros ámbitos, como en la vida de los políticos, quienes también buscan poder y estatus. En resumen, la motivación de estas nuevas camadas de criminales es el poder, el dinero y la lujuria, lo que los hace más peligrosos y despiadados.
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