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El camión en el que viajaban los trabajadores resultó casi intacto, pese a que también se lo llevaron los asaltantes.Imagen generada por IA Gemini.

Desaparecidos en Nueva Prosperina: la angustia de sus familias tras 18 días

El camión en el que iban los trabajadores lo dejaron casi intacto. Hace un año, una de las víctimas sobrevivió a un ataque brutal

Berta Piguave no ha vuelto a dormir tranquila desde el sábado 15 de marzo. Aquella mañana, su esposo, Luis Enrique Mina, salió de casa como cualquier otro día, listo para una jornada de trabajo. Nunca regresó. Con él también desapareció Vicente Castillo Cortés, su compañero de labores.

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"A mi esposo lo vi la última vez a las 7:00 a.m. cuando salió a laborar", cuenta Berta con la voz quebrada. Luis Enrique tenía que llevar palés a una carbonera en la cooperativa San Ignacio, sector Nueva Prosperina, para la fabricación de carbón. Sin embargo, ese encargo se convirtió en una trampa mortal.

Según relatos de los moradores, mientras bajaban los palés del camión, unos hombres armados en motocicletas interceptaron a Luis Enrique y a Vicente. Con violencia los obligaron a subir a una moto y los llevaron cerro abajo hasta la vía principal, donde un vehículo los esperaba.

El camión de Luis Enrique fue encontrado abandonado en la Entrada de la 8, cerca de la Laguna Artificial Perimetral. Extrañamente, la carga estaba intacta, salvo por los retrovisores que fueron robados. La escena dejaba más preguntas que respuestas.

"Llegó la noche y yo pensé que mi esposo se había quedado por ahí, tomando, porque sí le gustaba tomar", admite Berta, tratando de encontrar lógica a lo incomprensible. Pero cuando amaneció el domingo y Luis Enrique seguía sin aparecer, el miedo se apoderó de su hogar.

Luis Enrique Mina, ciudadano.Cortesía

Fue su hijo, de otro compromiso, quien descubrió el camión en la Entrada de la 8 sin imaginarse que era el de su padre. Al día siguiente, con la Policía ya movilizada, se confirmó la peor sospecha: había sido un secuestro.

Una vida marcada por la violencia

Luis Enrique no era ajeno a los conflictos. Un año atrás, su familia vivió un episodio aterrador en su antigua casa en Puente Lucía. "Se nos metieron a robar", recuerda Berta.

Luis Enrique creyó haber identificado al ladrón y lo golpeó. Esa acción desató la furia de una banda que irrumpió en su vivienda, lo lanzó desde el segundo piso y lo golpeó brutalmente. "Le pegaron en las caderas, me le daban patadas, puñetes, todo. Ya no se paraba, no reaccionaba". Estuvo hospitalizado en el Monte Sinaí durante ocho días y, cuando pudo volver a casa, descubrió que habían sido despojados de ella. La banda se la había apropiado.

Pese al peligro, Luis Enrique regresó a la vivienda en una ocasión. Su valentía casi le cuesta la vida. "Le dieron un disparo. No lo mataron solo porque justo en ese momento llegó la Policía". Después de ese episodio, la familia se trasladó al sur de Guayaquil, cerca del Trinipuerto, a la casa del padre de Luis Enrique. Pero ni la distancia ni el tiempo lograron protegerlo.

Un grito de desesperación

Han pasado más de 15 días y Berta sigue esperando una llamada, una señal, algo que le indique que su esposo está con vida. "Al menos esperaba que me llamen y me pidan dinero o algo. No sé, una es pobre, pero sabrá de dónde busca para darles".

[MISSING]binding.image.descriptionCortesía

Pero el teléfono no suena. Nadie pregunta por Luis Enrique ni por Vicente. La incertidumbre es un peso insoportable. "¿A mi esposo me lo van a regresar o no? No sé, ya he ido a todas partes, a los hospitales, a la morgue, nada". Su voz se quiebra. "Nada que ver, nada que ver".

"Estamos pidiendo encarecidamente que queremos saber de nuestros familiares. El otro señor es un vecino, y su esposa está muy mal, desesperada, es una señora ya mayor y ella no puede andar", clama Berta.

La Policía asegura que sigue investigando, pero la angustia se ha convertido en una sombra que la persigue a toda hora. "No sé qué hacer, de verdad me siento desesperada. Quisiera que me ayuden por lo menos para que me digan dónde está mi esposo. De verdad, ya no sé qué hacer".

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