En un país como Sierra Leona, donde la tradición dicta que las niñas se preparan para casarse desde su primera menstruación, el matrimonio infantil es bastante normalizado. Unas 800.000 niñas menores de 18 años eran esposas, robadas de su infancia y de sus sueños. Sin embargo, una reciente ley brinda una esperanza de cambio.

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El presidente Julius Maada Bio aprobó este mes una ley que prohíbe el matrimonio infantil. Esta decisión ha sido recibida con entusiasmo, ya que representa un paso importante para combatir una de las tasas más altas del mundo en matrimonios infantiles, embarazos precoces y mortalidad materna.

Historias como la de Mariama, una joven de la aldea de Yoria en el este de Sierra Leona, ejemplifican la crudeza del matrimonio infantil. Obligada a casarse a los 16 años, vio cómo sus sueños de estudiar y ser más que un ama de casa se desvanecían. “Tuve que dejar la escuela y pronto me quedé embarazada”, relató al medio El País.

Miles de niñas como Mariama ahora tienen la oportunidad de perseguir sus sueños, de estudiar y de elegir su propio camino.

Según un artículo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, el matrimonio infantil está prohibido en la mayoría de los países, aunque algunas excepciones se permiten con el consentimiento de los padres o por razones de derecho religioso. A nivel global, el número de mujeres y niñas casadas antes de los 18 años alcanza los 650 millones.

Para alentar a las víctimas a buscar justicia, la nueva ley impone penas de prisión de entre 10 y 15 años a los infractores, así como multas que van de 30.000 a 50.000 leones (1,33 a 2,22 dólares), o ambas sanciones. Aunque estas multas parecen bajas, es importante tener en cuenta que el ingreso mínimo mensual en Sierra Leona es de 800 leones (4 centavos de dólar).

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