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Navidad 2024: El Nacimiento hecho con lana y mucha paciencia
Durante 40 años, una latacungueña tejió el pesebre de Jesús complementado con pasajes bíblicos
En el corazón de Latacunga, capital de Cotopaxi, se resguarda un tesoro único que cuenta historias bíblicas a través del tejido. Es un pesebre elaborado completamente a mano, un trabajo artesanal que tomó más de cuatro décadas para completarse.
Cada detalle, desde los árboles hasta las figuras humanas, pasando por las diminutas piedras fueron elaboradas con esmero, dedicación y una devoción única por la señora Ignacia ‘Nachita’ Campaña de Hernández, distinguida latacungueña, cuya historia se entrelaza con cada hilo de esta obra de arte.
Ahora Rosita Campaña es la actual propietaria de esta joya familiar, quien recuerda con cariño cómo su tía Nachita (esposa de un militar) dedicó gran parte de su vida a este proyecto. “Cuando yo era jovencita, había solo algunos pasajes. Luego, como ella tenía tiempo, seguía tejiendo poquito a poquito”, relató.
Los pasajes bíblicos que se destacan en el pesebre son el resultado de una representación impresionante de la vida de Jesús que incluye escenas como la Anunciación, la visita de María a Isabel, el Nacimiento y episodios de la vida de Cristo, así como la carpintería de José y la huida a Egipto.
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Paciencia para conservar el pesebre
El pesebre es una obra tan minuciosa que incluso los árboles representan especies únicas como sauces llorones y jacarandás, todo tejido con tal precisión que parecen esculturas vivientes. Las figuras bíblicas y las escenas cotidianas, como chacras con choclos y gallineros, evocan un realismo encantador y un profundo sentido de humanidad.
Emocionada, Rosita comentó que su tía, al regalárselo como herencia, le pidió que respetara su esencia: “Me dijo que no pusiera nada que no fuera tejido y así lo he hecho”. Desde entonces, este tesoro permanece en su hogar, donde cada Navidad toma protagonismo, aunque nunca se desmonta. En el 2015, con la actividad volcánica del Cotopaxi fue la única vez que se levantó el pesebre. Esto porque la vivienda está cerca al río Cutuchi y tuvieron que evacuar la zona por lo que las cosas se trasladaron a Quito. Eso pasó en agosto de ese año, pero en noviembre volvió a casa y fue armado nuevamente.
Mantener en perfecto estado esta pieza de más de 50 años no ha sido tarea fácil. El tejido enfrenta amenazas como el polvo y los ácaros, pero el ingenio y la dedicación de Rosita han permitido su conservación. “Lo limpio con esponjitas y desinfectantes, pero hay cosas que no se pueden tocar mucho”, explicó. A pesar de las dificultades, el pesebre sigue luciendo impecable, libre de polillas y en excelente estado.
El amor por la Navidad en Latacunga
Esta obra maestra no está abierta al público general por varios temas, uno de ellos el de seguridad, pero quienes la han visto la describen como una experiencia única. “Mis amigas, familiares y personas cercanas han venido a verla. Un año, antes de la pandemia, recibí a 300 personas. Ahora es más limitado por seguridad”, comentó.
Más allá del pesebre, la pasión de la propietaria por la Navidad se refleja en cada rincón de su hogar. “Me encantan estas fiestas. Decoro toda la casa, siempre me gustó”, afirmó con entusiasmo. Sin embargo, el pesebre sigue siendo el elemento central, no solo por su majestuosidad, sino por el significado que representa para la familia: una obra que trasciende el tiempo, que une generaciones y que transmite el mensaje de amor y esperanza navideños.
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