Las partes no coinciden. El Ministerio de Educación y el Municipio de Guayaquil aún no logran llegar a un acuerdo sobre el futuro de las clases en esta ciudad. Mientras el primero insiste en la presencialidad, el segundo la descarta por completo. 

Fue así que esta mañana, la cartera de Estado, a cargo de la educación en el país y encabezada por la ministra María Brown, participó en un acto oficial de reanudación de clases presenciales (voluntaria)  en el colegio Guayaquil. Esto, mientras el cabildo advertía con una intervención. Insiste en que estas deben suspenderse por 30 días.

Minutos después la respuesta se concretó. El director municipal de Justicia y Vigilancia, Xavier Narváez, anunció la clausura del centro educativo, por desacato a la decisión del Comité de Operaciones de Emergencias (COE) Cantonal de la suspensión de clases presenciales.

El gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, también arribó al lugar. Sobre el anuncio de cierre del plantel, dijo que lo importante es el diálogo y no la confrontación. "Lo importante es la decisión de los padres, por eso el retorno voluntario", resaltó.

“No es una medición de fuerzas ni caprichos, sino la realidad epidemiológica que está pasando en la ciudad. Cada día tenemos entre 15 y 20 fallecidos por día; y 260 personas en camas de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI)”, manifestó Narváez,  quien afirma que la posición de la entidad es que se siga enseñando virtualmente, porque faltan pocas semanas para terminar el ciclo educativo en la Costa. 

El doctor Francisco Plaza, miembro del Colegio de Médicos del Guayas, estuvo de acuerdo con la resolución municipal y considera que hay falta de liderazgo en el manejo de la pandemia.

“Unos dicen una cosa y otros, otra. Nuestra posición es que el retorno a nivel nacional sea el día 3 de mayo del 2022”, expresó el galeno.

“La ministra de Educación debe preocuparse por arreglar la infraestructura de muchas escuelas y colegios que están venidas a menos, no tienen lavatorios ni servicios higiénicos adecuados, no tienen espacios suficientemente ventilados, hay dos o tres meses para darle un entorno bioseguro a los estudiantes”, indicó Plaza.

Una maestra de una institución pública, quien no quiso revelar su nombre por miedo a ser despedida, reveló que en los planteles suelen pregonar la bioseguridad, pero el ministerio no les da nada, todo lo piden a los padres de familia; y estuvo de acuerdo con el accionar municipal, pues los establecimientos pueden volverse centros de contagios.

Las unidades educativas Simón Bolívar y Velasco Ibarra corrieron con la misma suerte del colegio Guayaquil, clausura y multa.