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Las trabajadoras sexuales se valen de los focos de los moteles y de linternas para mostrarse a los clientes. Sus ganancias han bajado a la mitad

Un ciudadano aprovecha la oscuridad para negociar con una de las trabajadoras sexuales.Álex Lima / EXTRA

Moteles ayudan a sexoservidoras a trabajar durante los apagones

Con una linterna colgada en su cintura para que los posibles clientes puedan contemplar parte de su ‘cuerpazo’ y así poder “parar la olla”, trabaja Juliana (nombre protegido) durante los cortes de energía. Ella es una de las más de veinte sexoservidoras que paran todas las noches en la calle Víctor Manuel Rendón y varias de sus intersecciones, en el centro de Guayaquil.

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En este sector de la urbe, durante la semana del 28 de octubre al 3 de noviembre, el apagón comienza a las 20:00 y se extiende hasta la medianoche.

Es la hora donde más trabajo hay; los hombres ya salieron de trabajar, se fueron a sus casas, comieron, se cambiaron y salen a buscar un poco de acción”, explicó una de las compañeras de Juliana, que caminaba de un lado a otro en las calles Ximena y Víctor Manuel Rendón.

En este sitio, donde también funcionan unos cinco negocios de hospedaje, las trabajadoras sexuales aprovechan las luminarias de los hoteles que cuentan con generadores de energía para “hacer base” mientras esperan que los clientes se acerquen.

Sin embargo, debido a lo tenebroso y peligroso que se vuelve el sector a esa hora, el número de clientes se ha reducido a menos de la mitad, aseguró otra sexoservidora que, luciendo un vestido negro corto y alumbrándose con la linterna del celular, recorría la acera de una esquina a otra.

“Antes hacía hasta diez ‘puntos’ (clientes) en una noche buena; ahora, si hago cinco, es mucho. Los cortes nos han perjudicado bastante, pero también hacen más peligroso nuestro trabajo”, explicó otra mujer que esperaba clientes diciéndole “¿qué buscas, mi amor?” a todo el que la miraba mientras caminaba por la intersección con la calle Boyacá.

“La luz se va a la hora de más actividad. Hemos perdido siquiera la mitad de clientes”.Juliana, trabajadora sexual

Proxenetas cuidan a las trabajadoras sexuales

Las sexoservidoras recorren las aceras llamando la atención de los transeúntes.Álex Lima / EXTRA

Para precautelar la seguridad de las chicas, sus proxenetas (chulos) se mantienen vigilantes a poca distancia de sus puestos de trabajo.

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Ellos, además de protegerlas de cualquier malcriado, les avisan de los patrullajes, por si tienen que salir “sopladas” de la zona.

Sin embargo, no todos ven negativo los apagones cuando se trata de buscar la compañía de las sexoservidoras. Alejandro Alvear, cliente frecuente de las trabajadoras, explicó que “es mejor transar así en la oscuridad, porque los ‘sapos’ (curiosos) no te hacen ‘visaje’ (gestos) cuando concretas y te vas con una de las chicas”.

Moteles brindan ayuda a las trabajadoras sexuales

Mientras esperan clientes, las chicas ‘tiran lengua’ en una esquina iluminada por un negocio.Álex Lima / EXTRA

Los hospedajes de la zona no se molestan porque ellas aprovechan su iluminación para trabajar, porque saben que son sus principales clientes.

“Si ellas pierden clientes, nosotros también perdemos plata; por eso tratamos de ayudarles como se pueda”, aseguró Carlos, dependiente de un motel, que permitió a una de las mujeres cargar su teléfono en la recepción.

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