Más de 8.000 hectáreas han sido destruidas a nivel nacional por los incendios forestales que se han registrado solo en julio y agosto de este año. La situación no mejora en varias provincias. Solo en la capital se han registrado 200 de estos eventos, que no cesan. El Cuerpo de Bomberos de Quito informó que hasta la tarde ayer se mantenían dos incendios: uno en el límite de las parroquias Pifo y Puembo, y otro en Itulcachi, ambos en el nororiente.

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Desde 2023 ya se tenían identificadas 10 parroquias con más indice de incendios: Puéllaro, Pomasqui, Carcelén, El Condado, Puembo, Pifo, Lloa, Chillogalo, Conocoto y Píntag. “Son zonas reincidentes este año”, dijo a EXTRA el capitán Gabriel Rodríguez, del Cuerpo de Bomberos de Quito.

En total se han quemado por lo menos 800 hectáreas, y de este daño se ha identificado que el 99 % es ocasionado por la mano del hombre. Solo uno fue de manera natural, en el sector de El Teleférico en días anteriores.

La mayor parte de estos eventos son ocasionados por quemas agrícolas y quema de basura. Incluso el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, pidió a los quiteños que denuncien a quienes provocan incendios. “A pesar de la comunicación permanente y los controles que hacemos, luego de aprobar una ordenanza con duras sanciones, seguimos teniendo un promedio de 35 quemas de basura por día”, publicó en su cuenta de X.

El clima es otro de los ‘aliados’ del fuego. Según Rodríguez, la radiación extremadamente alta incide en la combustión de los bosques. “La radiación hace que las plantas mueran y se sequen, lo que las hace más propensas para la propagación de las llamas”, explicó. Esto afecta también la calidad del aire. La Secretaría de Ambiente emitió una alerta el viernes, pues el humo llegó a varios sectores del centro-norte de Quito.

Otro gran incendio es el que se ubica en el cerro El Púlpito, en el cantón Sigchos, provincia de Cotopaxi. Allí, cerca de 60 bomberos de Riobamba, Latacunga, Sigchos, Ambato y Guaranda se dieron cita para intentar controlarlo.

El coronel Ángel Baño, comandante provincial de los bomberos, manifestó que al inicio estaba bajo control, pero que se volvió a activar en varios puntos. “No sabemos si fue provocado por personas o por las condiciones del terreno”, señaló.

En este caso también se ha determinado que las quemas agrícolas son las causantes de que al menos 500 hectáreas estén destruidas. “No podemos permitir que el fuego destruya las plantaciones naturales por el afán de algunos de ampliar sus terrenos”, sentenció Baño. 

Este incendio forestal sigue activo tras nueve días de intensas labores de control. Según la última actualización de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, el siniestro ha consumido 6800 hectáreas hasta la mañana del 31 de agosto.

En una muestra de solidaridad internacional,  Perú ha enviado dos helicópteros cisternas y un equipo de 12 uniformados para apoyar en la tarea de controlar el incendio. Desde su llegada a territorio ecuatoriano, los profesionales han trabajado para sofocar el fuego.

El flagelo que representa mayor dificultad de acceso para su control es el del cerro San Pablo, en el cantón San Fernando. Mientras que en el cantón Nabón, la zona afectada se ubica en la comunidad Santa Rosa, de la parroquia El Progreso.

En  San Fernando, el COE cantonal declaró la emergencia para recibir apoyo técnico de más instituciones. Según el informe de la Coordinación Zonal 6 de la Secretaría de Gestión de Riesgos, la zona del incendio se ubica en un punto empinado del cerro, lo que hace imposible que el personal llegue hasta el lugar. En el lugar trabajan bomberos de Nabón, Oña y Girón, miembros de las FF. AA. y personal técnico del Municipio de Nabón y de la Prefectura del Azuay.

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