Los taxistas informales miran bien al usuario antes de dejarlo subir al vehículo, en Chilibulo, sur de Quito. Están asustados desde que miembros de Los Lobos ‘gobiernan’ el sector y quieren extorsionarlos.

A 20 minutos de allí, en la Ciudadela Ibarra, hubo un doble crimen. El carro en el que iban las víctimas chocó contra un negocio tras la balacera (el dueño debió pagar la reparación). La misma organización estaría relacionada en el caso.

Aunque la Policía asegura que la gente no está expuesta, porque los ataques son dirigidos, lo ocurrido sí evidencia que la presencia de la banda acarrea consigo inseguridad y genera daños colaterales.

En Chilibulo, la conductora de una unidad comentó que en la última semana, ella y tres compañeros fueron amenazados por integrantes de Los Lobos. Según ella, los sujetos les pidieron que “los dejaran gobernar en el sector. Que van a vender droga”, comentó.

También les habrían dicho que les darán seguridad en las rutas en las que circulan. “A cambio de eso debemos pagarles y no denunciarlos”. El miércoles pasado, uno de los taxistas, según la conductora, fue secuestrado por varias horas. Lo encontraron en un parqueadero dentro de su vehículo y sin las llaves del mismo.

Sus compañeros asumen que fueron Los Lobos porque al afectado lo amenazaron cuando se habría negado a darles una cuota de ‘resguardo’.

Códigos de miedo

La noche del martes, en las calles Chilibulo y Virgen Pata, un grupo de individuos disparó al aire por varias ocasiones generando pánico entre sus habitantes, quienes prefirieron no hablar al respecto. Sin embargo, uno de ellos, Medardo Carguacundo, contó que por ahí rondan tres motocicletas sin placa robando a la gente. “Casi me quitan el celular cuando salía a trabajar. Tenían pistola”.

En este caso, el capitán Darío Castro dijo que son bandas criminales que se tomarían el nombre de Los Lobos para cometer sus fechorías. “Quieren dinero para financiar sus actividades ilegales”.

Daños indirectos

La Policía ha recibido reportes de que Los Lobos pretenden ganar el control de barrios sureños como La Magdalena, La Mascota, Caupicho, Chillogallo, La Michelena y la Ciudadela Ibarra.

En este último sector fue donde balearon a dos hombres. Uno de ellos habría pertenecido a esa organización y supuestamente tenía una disputa con líderes de la banda.

El coronel Joan Luna indicó que luego de este hecho se solicitó al ECU-911 la instalación de ocho a diez cámaras. Además, ayer se hizo un operativo por la zona para no generar sensación de inseguridad.

Sin embargo, Mario Pazmiño, experto en temas de seguridad y defensa, señaló que sí hay efectos colaterales que afectan a la comunidad.

Pues, con la llegada de estas bandas, además del miedo, los habitantes experimentan cómo estas estructuras se adueñan de espacios, extorsionan, amenazan y venden droga. Lo que viene después, según Pazmiño, es que algunos deciden marcharse. O también buscan hacer justicia con mano propia.

El coronel en servicio pasivo explicó que si bien es cierto que las unidades de investigación realizan el seguimiento de estas bandas, queda un sinsabor en la ciudadanía.

A su criterio, son los propios vecinos quienes se deben colaborar con la seguridad ciudadana “porque ellos conocen lo que pasa a diario y pueden articular acciones que beneficien a la colectividad”.