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Sonia Ramos: "Mi mejor protector es el Divino Niño Jesús"
Creyente afirma que por intervención celestial salió bien librada de un asalto; aunque perdió su herramienta de trabajo, no le hicieron mayor daño
El busto del Divino Niño Jesús en el exterior de su casa, así como el cuadro que representa a esta advocación en su oficina, reflejan en quién deposita su fe Sonia Ramos Valencia, comunicadora y conocida por ser una de las primeras mujeres en conducir buses. “A él le debo donde estoy, él es mi mejor protector”, enfatiza la directora nacional del periódico Al Volante, relacionado a la transportación nacional.
Sonia Ramos sostiene que siempre ha sido creyente, que sus padres le inculcaron amor a Dios, pero resalta que cuando se involucró en la conducción de buses se asoció en la cooperativa Nueva Unión Limitada, grupo 9, y los directivos de esta eran muy devotos al Divino Niño Jesús.
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“En cada aniversario de la cooperativa hacían la misa de Acción de Gracias al Divino Niño, el patrono de la institución”, refiere Ramos, y que varios de los compañeros también la motivaban a creer en la representación de Dios en su infancia.
Contagiada de la devoción, Sonia empezó a ir al santuario del Divino Niño, en el cantón Durán, los 25 de cada mes, para orar, agradecer y hacer sus peticiones.
LA MAYOR PRUEBA
Pero la mejor prueba de que el Divino Niño escucha sus ruegos, según dice, la tuvo el 16 de julio del 2000. Había dejado de conducir buses para vincularse a los taxis. Era la temporada en que a diario se reportaban taxistas asaltados y despojados de sus unidades.
Ese día, pasadas las 23:00, después de hacer la última carrera se aprestaba a ir a casa, pero cerca de la terminal terrestre unos jóvenes, tres hombres y dos mujeres, le pidieron una carrera a un sector del cantón Durán. Con dudas aceptó el flete.
Al llegar al sector solicitado, la conductora se percató de lo desolado. Para su interior reflexionó que no debió aceptar. Su mal presentimiento no tardó en hacerse realidad. Los sujetos la amenazaron y apartaron del volante. La ocultaron en la parte baja del asiento del copiloto, amordazada, atada y con los ojos vendados. En silencio, Sonia clamó al Divino Niño, le pidió que no permita que le hagan daño, por sus hijos.
Después de recorrer un tramo, los asaltantes la cogieron como a una bebé, la sacaron del carro y la dejaron sobre el monte. En la oscuridad, la afectada se arrastró hasta salir a un camino lastrado. Una tenue luz fue como un rayo de esperanza.
Una pareja de jóvenes que caminaba por la zona con una bicicleta ayudó a la mujer temblorosa que fue abandonada sin el dinero de las carreras y sin su carro, pero gracias al Divino Niño -dice con fe- no le hicieron mayor daño.
Sonia también considera a esta representación como su guardián, porque en su casa en Salinas, donde tiene otro busto, han entrado a robar. Está segura de que él no ha permitido que se le lleven la mayor parte de sus pertenencias. “Mi Divino Niño siempre me ha salvado, hasta de enfermedades”, recalca, sin dejar de mirar la imagen. (IC)
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