“Mami, lo que hice fue tirarme al suelo para apagarme el fuego, porque eso he visto que se hace en estas emergencias. También la gente me estaba pegando para combatir las llamas”, ese relato le dijo Mathías Emanuel, de 10 años, a su madre.

El menor y otro estudiante de la Unidad Educativa Pablo Sandiford Amador, ubicada en el cantón Durán, fueron víctimas de quemaduras en sus cuerpos, luego de que una persona, miembro del plantel, vertió en el interior de la tea olímpica un líquido que causó combustión.

“Yo no estuve allí, estaba trabajando, pero me dicen que al parecer era acetona”, cuenta Lorena Oleas, su madre.

La progenitora indica que su niño estaba muy feliz de ir a sus olimpiadas, que se efectuaron la tarde del viernes 14 de octubre.

“No lo iba a mandar, pero estaba tan emocionado porque había preparado una coreografía”, dice Oleas, quien afirma que le pidieron su consentimiento para que su vástago intervenga en el encuentro deportivo, pero nunca le notificaron que estaría en el acto de la tea.

La madre soltera confiesa que recibió la llamada de una profesora de la escuela, quien es vecina suya.

“Lorenita, ¿puede venir por su hijo al hospital del Seguro de Durán? Nunca me dijeron qué le pasó a mi hijo ni que estaba quemado”, expresa la vendedora de display de celulares.

“Yo laboro en La Bahía y mis ‘vecinos’, los trabajadores de la zona me vieron pálida, luego de la llamada, y me tuvieron que poner azúcar debajo de la lengua”.

Oleas, de 33 años, revela que Mathías estaba con su abuelita materna en las olimpiadas; la adulta mayor vio todo y quedó tan nerviosa y deprimida con el acontecimiento.

Oraba a Dios

“Nunca llegó la ambulancia y por eso trasladaron a mi hijo en un taxi hasta el hospital del Seguro de Durán”, narra la madre, aunque en el video que circula en redes sociales se aprecia al pequeño orar.

“Discúlpame por lo que he hecho, cualquier cosa, Señor, bendígame Señor”, ese fue parte del clamor del alumno en el material audiovisual.

Según su madre, el niño tiene quemaduras de segundo y tercer grado, un 70 % de su cuerpo salió afectado: la parte baja del vientre, el brazo y mano izquierda; asimismo indica que su rostro está hinchado y tiene gasas en la espalda y cuello.

“Él no portaba la tea, era el otro estudiante, que le calculo unos 14 años. Cuando hubo la combustión, el chico la bota para no quemarse y allí parece que le salpica a mi hijo. Si no me equivoco, uno de sus brazos se quemó. El chico también está en este hospital, el Gilbert”.

Oleas manifiesta que en su trabajo no gana ni el básico y que no cuenta con seguro social, pero que gracias a Dios su hijo pudo llegar hasta el hospital Roberto Gilbert y ser atendido. Está en evaluación, en la Unidad de Quemados del centro de salud infantil porteño.

Denuncia en Fiscalía

El 17 de octubre, Oleas tiene previsto presentar la respectiva denuncia en la Fiscalía, solo busca que se cree un precedente y que lo ocurrido no vuelva a poner en peligro la vida de otro menor de edad.

Asimismo, ese día le harán limpiezas en las heridas del pequeño. Oleas, quien no se despega del hospital, se turna con el padre de su niño para que el paciente no quede solo, pues no quieren que él se entristezca por lo sucedido.

Aunque el pequeño Mathías Emanuel, cuyo significado de su segundo nombre es ‘Dios con nosotros’, sabe por qué le pusieron así, que no está solo. Aún así su madre lo piensa retirar del plantel y se pone a pensar por las secuelas, ¿cómo quedará su piel? ¿le dará temor el fuego? Ante esas interrogantes vuelve a recordar el nombre de su hijo... y eso aumenta su fe. 

Comunicado

La Subsecretaría de Educación del Distrito de Guayaquil -Zona 8 por medio de un comunicado informó que no se ha autorizado a ninguna institución el uso de fuego real para cualquier tipo de evento.

También se informó que la directora de la institución educativa y el docente encargado de la actividad han sido suspendidos definitivamente de sus funciones y respaldará a las familias para las acciones legales correspondientes.