Los empleados de un taller de motocicletas aún recogían, la mañana del sábado 21 de septiembre, vidrios rotos de los ventanales de una peluquería que funcionaba junto a su negocio, en el sector La Roldós, del noroccidente de Quito.

A ese lugar, la noche del viernes 20 de septiembre, sujetos armados ingresaron y atacaron a quienes estaban en el interior. En total murieron cinco personas: cuatro en el sitio y una, la dueña del negocio, al llegar al hospital Pablo Arturo Suárez.

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Los policías que custodiaban la zona en espera de los paramédicos del Cuerpo de Bomberos fueron increpados por los familiares de las víctimas, según consta en un informe preliminar del Distrito La Delicia, al que EXTRA tuvo acceso.

En el escrito se precisa que algunos reclamaban: “todo esto es culpa de ustedes. Sabían que los querían matar y no hicieron nada”.

Y fue en ese alboroto que allegados de la propietaria habrían ingresado a la fuerza al local para sacar su cuerpo ensangrentado, subirlo al balde de una camioneta policial y exigir que la trasladaran a una casa de salud, que fue donde falleció.

Moradores mencionaron que los sujetos baleados se habrían refugiado en la peluquería porque supuestamente otros tipos los perseguían. Los victimarios, al parecer, estaban en un vehículo plomo y aguardaron cerca del local por varios minutos. Luego se acercaron y comenzó el tiroteo.

Una residente, quien se identificó como Mercedes, comentó que a las 21:40 escuchó diez disparos y salió a ver qué pasaba. “Vimos como tres muertos. No sabíamos por qué los asesinaron”.

La vecina expresó que en la zona hay temor, porque ya es el tercer atentado que ocurre en peluquerías de la avenida N-85, una arteria vial de La Roldós.

En este sector hay decenas de locales comerciales. Sus dueños puntualizaron que cierran las puertas antes de las 21:00, porque el sitio se vuelve peligroso.

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La mañana del sábado 21 de septiembre, una joven observaba el gabinete de belleza donde ocurrió la masacre. Estaba a media cuadra del sitio y se la notaba nerviosa, llevando sus manos a su rostro en señal de preocupación.

Un periodista de EXTRA se acercó para preguntarle si era familiar de alguna de las víctimas. Ella dijo que conocía a Lizeth Carolina Caicedo Benítez, la dueña del negocio, y quería saber más detalles de cómo ocurrió el hecho violento. Había llegado desde Cotocollao junto a otros parientes para averiguar, por lo menos, dónde la iban a velar. Sin embargo, nadie le dio razón.

Los moradores estaban preocupados y no querían darle ninguna información.

“Carolina era una chica que vino desde lejos para mejorar su vida y criar a su hija de mejor manera”, comentó. La joven recordó que en un par de ocasiones se hizo un corte de cabello con ella.

Los habitantes de La Roldós también la recuerdan como una mujer trabajadora, afirmando que nunca estuvo involucrada en algún conflicto.

Luego del ataque, Carolina todavía estaba con vida. Según el informe policial, su exesposo no quería que muriera en el sitio, y por eso entró a la fuerza al negocio para sacarla y llevarla a un hospital.

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