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En Guayaquil familia vivió una odisea por las 15 horas de lluvia
Casas y postes caídos, electrodomésticos dañados, fueron los estragos del chaparrón. Las pertenencias nadaban entre el agua y el lodo
Las calles de varios sectores de Guayaquil se convirtieron en un río. Mientras que en el interior de las viviendas sus habitantes vivían una odisea tratando de rescatar sus electrodomésticos, ropa y otros utensilios que nadaban entre el agua y el lodo.
Estos fueron los estragos del torrencial aguacero que azotó desde las 16:00 del lunes hasta la 07:00 de ayer al Puerto Principal.
La cooperativa Guayacanes, en el noroeste de la ciudad, fue una de las zonas más afectadas por el chaparrón, aquí el volumen del agua superaba el metro cúbico, contó una de sus moradoras, Magali Jama.
La señora dijo que ella, su esposo y sus cinco hijos tuvieron que pedir posada a sus familiares porque su hogar estaba inundado y no tenían dónde dormir.
“Cuando regresé a mi casa, todas mis cosas estaban mojadas. Perdimos colchones, nevera, ropa y los cuadernos de mis hijos. El agua que se filtró por la puerta de ingreso y las paredes nos dañó casi todo”, indicó la mañana de ayer Magali, quien ayudada por su esposo retiraba el agua que ingresó a su inmueble.
Pero Magali no es la única residente de este sector perjudicada por el aguacero, las viviendas de sus vecinos Álex Villavicencio y Blanca Castro también fueron afectadas, incluso fueron testigos de cómo el agua arrastraba sus electrodomésticos.
“Nos hemos quedado hasta sin ropa. Se desplomó una de las paredes de mi vivienda. Tengo cinco años viviendo en este sector y no es la primera vez que nos pasa. Esto es una odisea que vivimos cada invierno, pero ayer fue peor”, mencionó con preocupación Castro.
Atónita la guayaquileña contemplaba a sus vecinos cuando ayudaban a levantar una de las cuatro paredes de caña que sucumbió por la fuerza del agua y del viento.
“Le colocamos una caña y un tubo para que la sostenga. No tengo a dónde ir y mis niños son pequeños”, expresó la mujer.
Johanna Soto Márquez, otra residente de esta zona, tampoco se salvó de los estragos del chaparrón, pues ella y sus hijos durmieron en sillas plásticas.
Mariana Cruz y Arelis Jiménez, habitantes de la cooperativa María Paidal, también en el noroeste porteño, vivieron una catástrofe parecida a la de sus vecinos. Aunque sus casas no se desplomaron, el agua que ingresó a sus hogares afectó varios de sus electrodomésticos.
“Mi refrigeradora no me prende, tampoco el televisor, el viento levantó una hoja de zinc y por ahí se metió el agua”, mencionó Mariana.
El Municipio de Guayaquil informó que ciudadelas como la Alborada, Sauces, Mapasingue Este, Juan Tanca Marengo, Urdesa, avenida 25 de Julio, vía a Daule, fueron los sectores donde se reportaron novedades por el torrencial aguacero.