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Jefferson Romero intentó huir cuando vio a sus verdugos en una motocicleta.Miguel Laje

Le dieron bala en una esquina de Puerto Inca

Un día antes, el hombre le contó a su progenitora que planificaban su muerte

Jefferson Romero Velásquez sabía que sus días estaban contados y hasta quiénes estaban planificando su ‘vire’. Él se lo dijo a su madre, Lenny Velásquez, la tarde del miércoles 19 de enero. Un día después terminó muerto.

El joven de 21 años tenía poco más de cuatro meses de haber recuperado su libertad. Había estado en prisión y las sanciones impuestas por la justicia, al parecer, no fueron suficientes para él.

La madre les contó a los agentes investigadores que el miércoles por la tarde, cuando Jefferson estaba cerca de la gasolinera del recinto Puerto Inca, notó que un auto color gris lo perseguía. Entre los ocupantes identificó a los sujetos apodados como Chili Wily, Yerson, Riki Riki y Pulpo.

Horas más tarde, en el centro de este recinto perteneciente al cantón Naranjal de la provincia del Guayas, mientras estaba acompañado de su hermano Henry Velásquez, se percató de que Yerson, uno de los que estuvieron siguiéndolo, hizo una llamada sospechosa.

“Ahí le quitaron el teléfono y le encontraron mensajes y llamadas con alias Chili Wily y Eder. Luego de eso se retiraron a la casa en el recinto Lechugal”, contó doña Lenny.

Un día después, la señora salió de su casa con destino a su trabajo, pero horas más tarde recibió la mala noticia. Su hijo Jefferson había sido baleado en una de las lastradas calles de la ciudadela Pico, por parte de dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta.

Según la información que levantó la policía en el lugar de los hechos, Jefferson estaba en una esquina y divisó a sus verdugos. “Lo que nos han dicho es que la víctima intentó escapar, pero no lo logró”, informó el jefe del Distrito Naranjal, Marcos Carranco.

La mayoría de balazos fueron a la cabeza. Los sicarios abandonaron el lugar y el cuerpo del joven quedó en media calle.