Este mes, Guayaquil está de fiesta, y en toda la ciudad hay algarabía por las celebraciones julianas, pues cada 'guayaco' recuerda con orgullo la fundación de la urbe. Los habitantes de esta ciudad del Ecuador siempre han tenido una forma alegre de celebrar esta tertulia: juegos tradicionales.

La urbe porteña siempre se ha caracterizado por sus concurridas y extensas festividades, con actos y eventos llamativos a lo largo del mes, sin embargo, los juegos típicos es algo que ha perdido continuidad, y por ello es relevante difundir estas manifestaciones recreativas

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Los juegos tradicionales siempre van acompañados con platos típicos de la ciudad. La historiadora Jenny Estrada, relataba que en épocas julianas de antaño, "las señoras del barrio presentaban la mesa del bufé criollo, donde no faltaba el caldo de salchicha (manguera), la fritada, el chancho hornado, las butifarras, las papas rellenas, los pastelillos de ostión y el comeibebe de badea”.

A continuación, te presentamos los juegos más icónicos de la Perla del Pacífico:

Consiste en competir y jugar a las carreras de sacos, donde cada participante debe meter sus piernas en un saco (comúnmente es de arroz), y brincar repetidamente hasta llegar a la meta. El juego se trata de quien es el más ágil en el salto.

Este juego se puede realizar en toda clase de festejos, ya sea de tipo religioso, conmemoraciones cívicas, o locales de cualquier carácter. En Guayaquil, era muy común ver este juego en sus fiestas de independencia, en cada barrio de la urbe.

Para ganar este reto, los concursantes deben escalar, solamente con ayuda de brazos y piernas, por un poste vertical u horizontal de aproximadamente 5 metros de longitud, que suele estar 'encebado' con alguna sustancia resbaladiza.

Es jugado mayormente por niños, pues es un desafío que incluye mucha diversión y energía. Se necesita una pelota y un espacio amplio donde los participantes puedan correr.

Cuando el juego arranca, los concursantes deben huir lo más rápido posible para no ser alcanzados por el 'quemador', el cual es la persona que debe tirar el balón y tratar de 'quemar' a todos, para así lograr la victoria.

Imposible no pensar en nuestra infancia cuando escuchamos el nombre de este juego. Para lograr el fin de este juego, se necesita dibujar una 'rayuela' en el suelo, ubicando números de menor a mayor, para que cada jugador tome una piedra pequeña y la trate de tirar al primer cuadro de la 'rayuela'.

El cuadro en el que se ha lanzado la piedra se denomina 'casa', y no puede ser pisado por el jugador. Se inicia saltando con un pie cuando haya una sola casilla o dos pies si se trata de una casilla doble. El objetivo es pasar por cada uno de los cuadros, ida y vuelta, sin salirse del esquema.

Una cuchara y un huevo por participante son los únicos materiales necesarios para este desafío. Es una diversión asegurada con muy poco recursos, por lo que es el preferido de muchos.

Los participantes deben estar situados unos al lado de otro, y cada uno pondrá el huevo en su cuchara, tratando de mantener el máximo equilibrio posible, para evitar que se caiga el huevo. La dificultad es que deben ir caminando o corriendo con el fin de llegar en primer lugar a la línea de meta.

Es una variación del fútbol cotidiano, y en las tardes y noches de Guayaquil, este deporte era frecuente. Pero en las fiestas julianas, este juego era competiciones muy grandes en la ciudad.

La mejor manera de jugarlo es con un balón pequeño y casero diseñado específicamente para este deporte, que por lo general, es de caucho. La cancha es cuadra y se medía el arco con piedras, tal como en los partidos de fútbol tradicionales en la urbe. Hay una cantidad de reglas distintas a su contraparte, pero el objetivo es el mismo, anotar gol en la portería contraria.

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