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Judicial
Un joven deja la 'Peni' del Litoral y parientes de otros reos le aconsejan enderezar su vida
Empatía, lágrimas y gozo se vivieron en los exteriores del penal cuando un interno salió en libertad. Algunas boletas de excarcelación le ‘hicieron el día’ a varias familias
“Has vuelto a nacer”. “Dios te ha dado otra chance, aprovéchalo bien”. Estos y otros consejos recibió Bryan, de parte de los familiares de otros reos al momento de salir en libertad y dejar la tenebrosa Penitenciaría del Litoral, que el 13 y 14 de noviembre fue escenario de una nueva masacre.
Los allegados de los presos que estaban en las afueras del reclusorio le regalaron un buzo al recién liberado, pues solo vestía una bermuda rota y zapatillas. La ‘pipol’ veía en él a sus propios hijos hermanos o nietos que cumplen condenas en ese lugar.
Lloraron, ‘hicieron vaca’ para comprarle comida, incluso llamaron a sus familiares para que lo recogieran y esperaron a que llegaran.
El joven cumplió su sentencia por robo: dos años de reclusión.
Las muestras de cariño lo quiebran y llora. Se sienta en un escalón de cemento y da gracias a Dios porque afirma que vio pasar balas y ninguna lo impactó. Confiesa que la masacre del 28 de septiembre fue la más escalofriante. Él estuvo en el pabellón 5.
En la última matanza, la perpetrada el viernes 12 de noviembre, él se escondió en una litera, pero sabe que el Señor lo protegió. “Lo importante es que salí con vida”, expresa.
“Mi primo, en la de septiembre, contó que todos murieron en su celda. Él se echó un cadáver (encima) y se hizo el muerto”, dijo una joven, quien estaba en los exteriores de la ‘Peni’, esperando a tener noticias de su pariente.
Bryan es bachiller, quiere limpiar su récord policial y sostiene que ahora trabajará en lo que sea. No se justifica, pero reconoce que las malas decisiones por no contar con dinero, lo llevaron a robar. Su hijo tenía pocos meses de nacido cuando cayó en ‘cana’.
“Voy a orar por mis amigos, porque somos seres humanos y no todos los que están adentro son malos”, declara.
Mientras él goza de libertad, Ana espera a su nuera María, quien ingresó al penal con una boleta de excarcelación. Su esposo fue detenido el viernes, antes de la masacre, por no pagar la pensión alimenticia a su expareja. “Debía $ 1.000, tuvimos que vender su moto y cancelamos lo adeudado, no queremos que le pase nada, por eso nos movimos”, expresa.
Julia espera que su esposo salga por la puerta de la ‘Peni’. “El abogado trajo una boleta de excarcelación, solo esperamos verlo cruzar el portón. Yo escuché que hoy presentaron 100 boletas para sacar a algunos reclusos”, finaliza.