El sol pega ‘endiablado’ y en el barrio de tolerancia más grande del Ecuador, la famosa calle 18 de Guayaquil, parece un día de fiesta. A lo largo de dos cuadras, desde Gómez Rendón hasta Cuenca, una veintena de bares acompaña a decenas de mujeres en una actividad tan incomprendida como criticada, la prostitución.

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Aquí hay alcohol, baile, sexo. ¡Tremendo ‘triplete’! Pero en este pequeño mundo de las trabajadoras sexuales, de los diminutos trajes e hilitos que dejan ver el cuerpo para la ‘oferta’, hay historias y dramas ocultos.

Pero ¿qué hacemos aquí? La respuesta es sorprendente: la inteligencia artificial, la famosa IA resumida en sus siglas, nos ha traído. Puede sonar a ‘pretexto’, pero sí, la IA está en el corazón de esta historia.

La inteligencia artificial es la capacidad de programas informáticos para presentar habilidades similares a las de los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear. Es decir, el teléfono o la computadora se convierten en ‘alguien’ con quien puedes conversar o pedir ciertas cosas y obtener respuestas claras.

Hablamos con tres de ellas que solo dejan el celular cuando les toca trabajar: Celine, Cielo Azul y una chica con alma de modelo, Madisson Clare. Desde que WhatsApp tiene habilitada la inteligencia artificial de Meta, todo ha cambiado. Ahora ellas ‘matan el tiempo’ preguntando de todo e incluso aprendiendo cosas sobre la vida.

Celine tiene un cabello negro fabuloso, aunque aclara que no es suyo, que lo pagó, son extensiones. Aquí, el 70 % de las chicas, que no pasan de los 30 años, saben usar la IA.

Celine confiesa que, desde que la descubrió, el teléfono se ha convertido en un objeto inseparable. A veces, cuando lee cosas, hasta llora y moja la pantalla con sus lágrimas.

“Yo le llamo mi chat favorito. Le pregunto de todo. Al principio cambiaba la palabra ‘18’ por ‘centro de diversión nocturno’, pero ahora ya le pongo ‘18’ y me responde”, cuenta Celine.

La tecnología en este lugar es una compañía. Sobre su trabajo, confiesa que solo su madre, quien reside en España, sabe a qué se dedica, y con el tiempo la terminó apoyando.

Celine revela que cuando entra al chat de inteligencia artificial, “a veces me da por preguntar cositas”. De pronto pareciera que se sonroja, o talvez sea el efecto de las luces rojas en la pista de baile. Lo primero que buscó conocer fue la cotización internacional de su labor profesional. “Yo llegué a la IA por un chico que vino y tenía cara de estudiante. No sé cómo, él me explicó qué era la IA, y lo primero que se me ocurrió fue hablar de dinero, así que mi primera pregunté a la IA fue cuánto cobraba una trabajadora sexual en Holanda, ya que es (un país) muy famoso por la prostitución”.

La respuesta la dejó “picada”: por 15 minutos de ‘camello’, los mismos que ella ofrece aquí por cliente a 15 dólares, en Ámsterdam pagan 50 euros (unos 55 dólares), algo que la dejó sorprendida. “Al otro día ya estaba hablando de cómo irme a Europa. Pensé que la IA me estaba mintiendo. Luego consulté con unas amigas y me dijeron que era real”.

Con la respuesta a otra de sus preguntas, dice que se rio hasta más no poder. Le consultó a la IA qué debía hacer para verse más delgada, y lo que la IA le dijo fue loquísimo: “una manga gástrica”. La risa fue porque no tenía el dinero para ello.

Y ante EXTRA, Celine alista su teléfono para hacer una prueba en vivo. De pronto, un cliente flaco, alto y con barba de náufrago requiere sus servicios, pero ella le dice que espere un minuto para consultarle algo a la IA.

La pregunta es: “¿Está bien cobrar 15 dólares?”. Y la respuesta: “Investiga lo que otras trabajadoras sexuales en tu área están cobrando. Esto te dará una idea del rango de precios estándar y te ayudará a establecer tarifas competitivas”. Aquello le causa risa. Y se va pa’ dentro, a ‘camellar’.

En cambio, Cielo vive inmersa en la IA. Explica que no puede enviar mensajes de audio debido al ruido de los salones, y que no está para recibir mensajes de la familia y amigos, que solo le escriben para pedir dinero. Encontró en la IA su mejor diversión. Una de las cosas que más le gusta leer es cómo debe comportarse para que los clientes vuelvan.

“Hay secretos de antes que ahora pongo en práctica gracias al chat de la IA. Le pregunto cómo debo hacer para que los clientes vuelvan, porque eso es algo bueno en esta profesión, tener clientes ya establecidos”, indica Cielo. El ChatGPT le aconsejó: “Mantén un look fresco y atractivo. Opta por maquillaje que resalte tus mejores características y un peinado que te favorezca”.

Por su parte, Madisson, quien se enteró de la IA apenas hace 10 días, cree que esta le puede resolver la vida. Ella, que da placer a cambio de dinero, ha comenzado a preguntar en la IA que tiene en WhatsApp cuestiones relacionadas con su trabajo.

Sostiene que hay días en los que atiende a 3 o 4 personas y otros en los que se va con las manos vacías. Aquí se les dice ‘punto’ a los hombres, y en ese sentido, le pide a la IA que le ayude a mejorar su “producción”.

La respuesta fue: “Si puedes, utiliza redes sociales y plataformas especializadas para promocionarte. Asegúrate de tener buenas fotos y una descripción atractiva”. Eso la ‘picó’ más, así que hizo otra consulta para “mejorar su presencia” y la IA le sugirió: “Encuentra algo que te distinga de las demás chicas, ya sea una técnica especial, una experiencia única o un trato excepcional”.

La IA es una locura, y quién iba a imaginar que en la 18, el lugar de placer de Guayaquil, sus chicas la aplican ‘en voz baja’. Como ellas dicen, la idea es mejorar y, al fin, tienen en el teléfono una ‘amiga’ que les ayuda. Claro que a veces contesta cosas descabelladas, como cuando Madisson le preguntó hasta qué edad debía seguir trabajando, y la IA se puso ‘romántica’ y en tono maternal le respondió: “Ya retírate y dedícate al comercio informal, donde podrás ganar 13 dólares diarios”.

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