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Indignación en La Argelia, donde joven habría asesinado a sus abuelitos
Los adultos mayores fueron enterrados en el sur de Quito.
Los adultos mayores que fueron asesinados supuestamente por su nieto de 15 años, la madrugada del lunes, descansan juntitos en un frío mausoleo del Camposanto Monteolivo del Sur, en la capital.
La caravana fúnebre llegó a las 15:00 del martes. Con los protocolos de seguridad debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus, los ancianitos, ella de 75 años y él de 72, fueron sepultados. Juntos en la vida y en la muerte.
En el pie de las tumbas, selladas con lápidas vistosas, los familiares de las víctimas depositaban flores.
Al tiempo, el sospechoso de estrangular a su abuela y de golpear en la cabeza a su abuelo se ‘acomodaba’ en el Centro de Internamiento Virgilio Guerrero para menores infractores.
Indignación
En la velación de los adultos mayores que se realizó en la casa, ubicada en la Argelia Alta, sur de la capital, donde ocurrió el doble crimen, hubo indignación en los asistentes.
Algunos vecinos no podían creer que un muchacho y miembro de la misma familia fuera el presunto responsable de “semejante atrocidad”.
Uno de ellos contó que horas antes del hecho una nieta de los adultos mayores le había dicho que no podía dormir, ya que estaba intranquila. Se levantó, fue al cuarto de sus padres y les comentó que sentía que algo había pasado con los abuelitos.
Los llamaron por teléfono y no contestaron. Cuando fueron a verlos encontraron aquella dolorosa escena. Entonces ni siquiera sabían que el nieto sería el sospechoso, sino hasta cuando fue arrestado el lunes.
Felipe Morocho, otro morador, comentó que al adolescente se lo veía aparentemente tranquilo. “Pero han sido solo apariencias, debe haber tenido algún problema”, manifestó el vecino.
Por su parte, María Iniquinga, otra residente del sector, estaba muy apenada por lo sucedido. “Que Dios tenga misericordia del muchacho, pero si cometió ese grave error deberá pagar por su culpa”.
El hecho ha conmovido no solo a la vecindad, sino a la comunidad capitalina.
Por los pasajes y tiendas del barrio, el motivo de conversación es el asesinato de la pareja de abuelos. Nada malo hacían, dijeron. Al contrario, eran muy apreciados por la gente de los alrededores.
“Cuando nos encontrábamos en la calle saludábamos, conversábamos un poquito y nos despedíamos. El señor iba a dar la vuelta por el parque, porque está cerca de la casa, nos decía que nos cuidáramos de la delincuencia”, comentó Patricia Marín, otra vecina.