El Servicio Integrado de Seguridad ECU-911 de Ecuador reportó, en menos de 48 horas, alrededor de sesenta llamadas de alerta relacionadas con incendios forestales en diversas regiones del país. Solo entre miércoles y jueves, 16 y 17 de octubre de 2024, el ECU-911 destacó que "coordinó la atención de distintas llamadas de emergencia relacionadas con quema de maleza, conatos e incendios forestales en varias localidades".

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Los cuerpos de bomberos fueron movilizados para atender estas emergencias, con el respaldo de otras entidades de asistencia vinculadas al Servicio Integrado. En particular, en la provincia de Loja, se ha reportado la afectación de aproximadamente seis hectáreas de vegetación en la vía que conecta Trapichillo y Malacatos.

Además, un incendio forestal en la localidad de Yanagana había causado daños en unas 145 hectáreas, según la Secretaría de Gestión de Riesgos del Gobierno nacional. En la vecina provincia de Azuay, se ha registrado otro incendio en El Calvario de Turi, donde los bomberos continúan sus labores de control.

Las alertas también llegaron desde las ciudades de Esmeraldas y Guayaquil, así como de Ambato y Quito. En Esmeraldas, los sectores de Tachina, Winchele e Isla Luis Vargas Torres han sido especialmente afectados, aunque los bomberos han logrado controlar la situación en estos lugares. En Ambato, se mantienen protocolos de respuesta en Quillanloma.

En Chimborazo, en el sector de Guanando, se ha coordinado la atención de unidades de lucha contra el fuego que siguen trabajando en la zona. En Quito, los bomberos han respondido a reportes de incendios en sectores como Itulcachi, Tumbaco, cerro Ungüi e Ilaló. Asimismo, en Guayaquil, un incendio en Socio Vivienda afectó ocho hectáreas, pero fue completamente controlado por las unidades de bomberos.

Estos incidentes de incendios forestales se producen pocas semanas después de que el país enfrentara múltiples flagelos que desafiaron a los servicios de emergencia. La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos había informado que, hasta el 27 de septiembre, se habían registrado 3.496 incendios en 22 de las 24 provincias, afectando unas 40,000 hectáreas y causando pérdidas económicas significativas a numerosas familias.

El 60 % de la superficie afectada por estos incendios se reportó en agosto, coincidiendo con el aumento de la sequía que afectó al país durante los meses centrales del año. En respuesta a esta crisis, el Gobierno nacional declaró una "alerta roja" en veinte provincias, enfatizando la gravedad de la escasez de lluvias y sus efectos en la agricultura.

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