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Imbabura: Cabo de Policía asesinada estaba embarazada
La mujer tiroteada por el oficial Carlos Rodríguez tenía tres meses de gestación. El sujeto también murió luego de dispararse en la cabeza
El ataúd de la cabo Dayana Lamiña fue cubierto con la bandera de Ecuador en cuanto lo ingresaron, ayer, a la Comandancia de Policía de Imbabura para el funeral. Fue recibida con honores y con el pésame de sus compañeros hacia sus familiares.
La uniformada fue baleada en la cabeza por su expareja, el mayor de Policía Carlos Rodríguez. Ocurrió pasadas las 10:00 del sábado 22 de junio afuera de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Atuntaqui, donde laboraba en el área administrativa. Luego del ataque, el oficial se disparó en la cabeza.
La víctima murió al instante. Y eso no es todo: según sus familiares, en los exámenes forenses se determinó que ella tenía un embarazo de aproximadamente tres meses.
Rodríguez, en cambio, falleció horas después en el Hospital de la Policía en Quito, luego de su traslado desde Imbabura.
Antecedentes violentos
Alexander Mafla, hermano mayor de la víctima, le contó a EXTRA que la chica y Rodríguez estaban en un proceso de separación. Ella ya había vuelto a la casa familiar. “Incluso le arreglamos el cuarto para ella y su pequeña de 10 meses (hija de ambos). Estaba feliz”, relató.
Sin embargo, el ataque no habría empezado en la UPC. El sujeto, de 40 años, irrumpió en la vivienda familiar a la una de la mañana del sábado. “Ha llegado como si fuera asaltante a falsear la puerta. Mi hermana le pidió que se retirara o que lo grabaría. Él le quitó el teléfono al ver eso”, explicó.
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Rodríguez se fue, pero la familia pudo ver un patrullero merodeando. “Él no conducía, era otra persona. Parece que alguien le colaboró”, agregó el familiar.
Aparentemente las cosas se calmaron luego de una llamada del sujeto a Mafla, en la que le había negado la irrupción en el domicilio. La última comunicación entre los hermanos fue a las 09:30 de esa fecha. Ella ya estaba en su lugar de trabajo.
Que nadie se le acerque
Aparentemente, Rodríguez acaparaba los espacios de su expareja. Es así que no permitía que entablara amistad con otros uniformados. “En cuanto eso pasaba, se valía de su rango para impartir castigos”, dijo el pariente.
Hace un año ya habrían tenido problemas, en los que la familia de la víctima intentó mediar para que no pasaran a mayores. “Él tenía problemas emocionales de agresividad, machismo, era impositivo. Esos antecedentes también se habían visto en el aspecto laboral”, aseveró.
A Mafla le llamaron otros uniformados, quienes le contaron que Rodríguez usaba su poder para impartir castigos en cuanto no le gustaba algo. “Él tenía injerencia en varios espacios. Él sancionaba, pedía los cambios si alguien se entrometía en los espacios que él manejaba”, aseguró. Al parecer no hubo denuncias, por miedo.
EXTRA se comunicó con el coronel Ricardo Manitio, comandante de Imbabura, para preguntar sobre la situación. Él respondió que “se siguen los procesos con la Fiscalía”.
Dedicada al servicio
A la uniformada le quedaban dos semestres para graduarse como trabajadora social, con lo que continuaría su vocación de servicio. Laboró en el ECU-911 de Esmeraldas y también estuvo en Latacunga en servicios penitenciarios, para finalmente dedicarse a la vida policial.
Su familia la recuerda como una mujer valiente y muy atenta a las necesidades de sus seres queridos, sobre todo de su hija. “Yo tengo grandes recuerdos de ella. Ella es la única mujer de todos nosotros”, finalizó Alexander.
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