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Miembros del Cuerpo de Bomberos ayudaron en la extracción.Cortesía

Un hombre y una mujer aparecieron muertos en quebrada de Quito

El caso se registró en el barrio Cristianía, norte de la ciudad. Ambas víctimas estaban envueltas en cobijas

Una familia está aterrada luego de presenciar cómo unos criminales se deshacían de las víctimas que habían asesinado. Los testigos, quienes prefirieron no identificarse por pánico, contaron a EXTRA cómo sucedió el hallazgo macabro de dos cadáveres en una quebrada del barrio Cristianía, en el norte de Quito.

Una chica detalló que todo empezó a eso de las 21:30 del 8 de noviembre, cuando un vehículo negro se estacionó en la avenida de las Almendras. “Estaban con la música a todo volumen y alguien se bajó. No estoy segura de si había dos o cuatro personas, porque no se veía muy bien”, contó la residente.

Ella pensó que se trataba de gente que se detuvo para arrojar basura en la quebrada de esa zona, algo que es bastante frecuente. Fue en ese momento que los individuos arrojaron dos bultos a la hondonada.

Asesinos amenazaron a moradores cerca de la quebrada

Ambos cadáveres fueron a parar al fondo de la quebrada en Quito.Cortesía

“Uno de ellos miró y gritó: Métanse o les vamos a dar un tiro”, añadió la moradora con mucho temor. Ella y sus allegados tuvieron que acatar la ‘orden’ para no morir.

Cuando el vehículo se alejaba, oyeron los gritos de los vecinos que viven en la parte baja de la quebrada. “¿Quién está ahí?”, resonaba desde el fondo del precipicio, pero nadie contestó porque los criminales ya se habían marchado.

Los pocos residentes salieron temerosos de sus casas y ahí supieron que no era basura lo que arrojaron, sino dos personas sin vida. Rápidamente se contactaron con la policía a través del número de emergencias y de inmediato acudió un contingente.

Al tiempo, miembros de la Dinased y de Criminalística fueron al sitio para las indagaciones. Allí constataron que un hombre y una mujer eran las víctimas de este suceso.

Los restos estaban envueltos en cobijas y también tenían ataduras, tanto en sus pies como en sus manos. A simple vista no se pudo constatar qué tipo de arma se usó para asesinarlos, por lo que se esperaba la autopsia para conocer la causa de muerte.

Una vez terminada la diligencia inicial, los cadáveres fueron llevados hasta la morgue de la Policía, en el noroccidente de Quito. Entretanto, la gente que atestiguó el hecho se encuentra con mucho miedo y temen que los asesinos vuelvan al sitio, donde es la primera vez que abandonan cadáveres, a decir de los habitantes.

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