No las trajo al mundo, sin embargo, la aman y respetan como si fuera su mamá. Todo el cariño y los cuidados que Ketty Quimí le dio a las hermanas Gabriela e Isabella Suéscum, desde el día que las vio nacer, ellas se lo retribuyeron organizándole su primera comunión. Acto de fe que siempre quiso recibir, pero nunca tuvo la oportunidad por dificultades familiares.

Aunque es un tema del cual nunca habló, fue la menor de las hermanas, Isabella, de 24 años, quien planificó todo, luego de enterarse por boca de su propia nana, que no había recibido el sacramento de la confirmación ni tampoco la primera comunión.

De inmediato, la joven, quien está ligada a grupos católicos, conversó con su profesora de tennis, para que hiciera posible que un amigo sacerdote de la parroquia Chongón, preparara a Ketty.

Cuando la mujer, de 59 años, se enteró de que finalmente se iba a cumplir el sueño que no pudo formalizar de niña, se emocionó.

Dos veces a la semana, durante varios meses, recibió clases de catecismo. Logró aprender el Padre Nuestro y los 10 mandamientos, que se los sabe de memoria. Para no olvidarlos los tiene pegados en una parte visible del hogar. Isabella era la encargada de tomarle diariamente la lección.

Una vez que estuvo lista para la Comunión, las Suéscum organizaron una reunión sorpresa para la ‘Mami Ketty’ como también la llaman.

“Ella es nuestra segunda mamá. Llegó a la casa hace 30 años, antes de que naciéramos. Mi mamá pasaba por un embarazo de alto riesgo, estuvo 7 meses en cama y necesitaba de alguien que la ayudara, ahí llegó Ketty”, relata Gabriela, de 28 años, quien meses después nació sin complicaciones.

Aunque hace muchos años dejó de ser la nana, Ketty sigue siendo parte de la familia, incluso la han incluido en sus viajes al exterior. Actualmente es la encargada de organizar todo en el hogar.

Llegó el gran día

El gran día por el que tanto esperó, llegó. Con el emotivo momento también aparecieron las lágrimas de emoción. Estaba lista para hacer la Primera Comunión en una iglesia en la vía a la Costa.

La ceremonia fue íntima. Junto a ella estuvieron su jefa Lourdes Baquerizo; sus hijas Gabriela e Isabella Suéscum, quien es su madrina; además de una hermana y un sobrino de Ketty. Su hijo no pudo acudir.

“Ella pensó que solo la íbamos a acompañar hasta la iglesa, pero en la casa le teníamos una sorpresa, una pequeña recepción que cuando se enteró se puso a llorar”, comenta Isabella.

La mesa estaba adornada con dulces variados y una torta especial para ese inolvidable evento que preparó una amiga por pedido de la familia.

Luego de posar para las fotos donde se aprecian las muestras de cariño por parte de las hermanas hacia Ketty, la reunión concluyó.

La nana retornó a su hogar en El Fortín, al norte de Guayaquil, donde disfrutó no solo de los bocaditos y el pastel, sino de aquel momento tan especial del que siempre quiso ser parte y que sus ‘dos hijas putativas’ lograron hacer realidad.