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Las hermanas Barahona, las reinas del caldo de bagre
Yolanda y Patricia son famosas por su sopa, la cual es muy consumida por farreros para quitarse la ‘plutera’ y por parejas que se van de ‘cuerpeo’
Las ñañas Barahona andan con puro bagre, pero eso no significa que el ex de doña Yolanda (62 años) y el difunto de Patricia (47) eran más feos que el ‘cuco’, para nada. Lo que pasa es que las simpáticas y trabajadoras mujeres son unas expertas en cocinar este apetitoso pez.
El plato lo elaboran todos los días, en el puesto 72 del Mercado Oeste, ubicado las calles 10 de Agosto y Babahoyo, centro porteño. Por lo general, preparan dos ollas y de cada una sacan 10 porciones para sus clientes.
A ellas les tocó ser ‘bagreras’ para ‘parar las ollas’ de sus casas y su buena sazón las convierte en las ‘más buscadas’, por eso a su puesto acuden los ‘pelucones’, los profesores y hasta las visitan los rectores que ha tenido el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte. También van los farreros, para quienes el caldo es un ‘levantamuerto’, después del chuchaqui.
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Según las mamitas, varias cucharadas de esta sopa es alimento para el ‘mate’, ideal para los estudiantes, aunque algunitos se quieren ‘pegar’ toda una olla previo a los exámenes, pero así no funciona. De igual manera, las parejas lo consumen porque aseveran que es afrodisíaco y les ayuda en el ‘delicioso’.
Por estas y más razones, muchos comensales van al local de las hermanas Barahona, tanto en la mañana (de 08:00 a 10:00), como en la hora del almuerzo. Consumen un humeante plato que puede costar 2, 3 o hasta 3,50 dólares, depende del tamaño de la cabeza del bagre. Lo degustan más hombres que mujeres.
- Anécdotas ‘bagreras’
Patricia cuenta que hace tres años, tres suizos probaron el caldito. “Venían a una competencia deportiva. No podían ni hablar, pero me las ingenié para sentarlos en nuestro puesto. Solo decían: “Fish”. Les señalé el caldo y dijeron “sí”. ¡Cómo sudaron!”, manifiesta entre risas.
Asimismo, recuerda que un médico las visitó con su hijo y le pidió una sopa de bagre al menor para que lo ‘avispe’.
En otra ocasión, una señora asomó con su hermano, ella le hacía ‘fuchi’ al bagre, lo probó y a la siguiente semana regresó solita, solo quería la cabeza. “Me decía que le encantó, que le ha dado energía. Ella era mudita, pero el caldo le aflojó la lengua”, se carcajea Patricia.
También tiene una pareja de clientes, “él le hace comer a su novia nuestro apetitoso plato, eso lo dejamos para la imaginación...”, relata pícaramente.
Y no podían faltar los maestros y rectores del plantel cercano al mercado (el Vicente), quienes antes de la jornada escolar llegan a ‘pegarse’ un plato, así van con energía a dar clases, pues degustan el platillo y se van ‘papelito’.
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