Jonathan Yépez ha trabajado como reciclador durante cuatro años, enfrentando cortes, lesiones e infecciones en las manos debido a su labor con desechos. En un evento en honor a él y a otros 99 recicladores de base en Guayaquil por el Día Mundial del Reciclador, celebrado el 1 de marzo, finalmente recibió protección y capacitación para preservar su salud.

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“¡Uff, todavía tengo los cortes!”, lamentaba Yépez mientras mostraba sus manos callosas y con cicatrices. Este recolector de reciclables asegura que, pese a sus heridas, ha encontrado en este trabajo una forma de ganarse la vida y mantenerse alejado de los vicios de los que solía depender, ya que le ayuda a mantenerse ocupado.

La jornada comenzó con un documental sobre la conservación del medio ambiente, organizado por la fundación Recicla LATAM, seguido de un homenaje a los recicladores en el Malecón 2000. El evento incluyó una capacitación sobre riesgos biológicos y la entrega de kits, que incluían guantes para evitar riesgos.

María Fernanda Rumbea, directora ejecutiva de la organización, explicó que este homenaje busca empoderar a los recicladores de base y marca el inicio de un proyecto destinado a mejorar la situación de los recuperadores de residuos, pues asegura que en Ecuador hay aproximadamente 20.000 personas dedicadas al reciclaje.

“Esto es para que ellos (los recicladores) también valoren su trabajo, que muchas veces por ser silencioso y, por las condiciones precarias en que lo realizan, no es valorado, incluso por ellos”, expresó Rumbea, quien está consciente de los peligros que tiene este trabajo.

Entre anécdotas de las situaciones turbias que esta labor puede conllevar, Geovanny Apolinario (quien también fue homenajeado en el evento) recordó cuando el mundo se ‘hundió’ en la pandemia de COVID-19 y le tocaba constantemente reciclar cajas de cartón llenas de sangre, pues estas, dijo, pertenecían a la etapa en la que los cuerpos de los fallecidos eran llevados en este material.

Por otra parte, Cristian Albarracín, dueño de un centro de acopio y encargado de la clasificación de desperdicios en Monte Sinaí, aseguró que la mayoría de los recicladores que van a su punto de recolección son personas en condición de calle que consumen estupefacientes, por lo que muchas veces no sabe de dónde sacan los reciclajes. “Puede ser de hospitales, de tiendas, de laboratorios. No existe una regulación”, lamentó.

Cidinha de Weber, gerente de Comunicación y Marketing de la Fundación Malecón 2000, lugar que recibió a los recicladores, destacó la importancia de que la educación comience por los niños. Por ello, invita a las escuelas y colegios a llevar, de forma ‘grateche’, a los estudiantes para que asistan al programa educativo que busca crear una cultura de reciclaje.

“Para mí, los recicladores tienen en sus manos el poder de salvar el mundo. Desde ahí comienza, desde ese trabajo que muchas veces nadie valora, pero que implica la labor difícil que no se hace en casa”, reflexionó la funcionaria.

"Vi más rentabilidad en el reciclaje; trabajo propio, reciclo cuando yo quiera, la basura nunca se va a terminar, incluso va a aumentar. Me saco el aire, pero si me hago unos 600 - 700 al mes”, confesó el reciclador Yépez, sobre su perspectiva laboral en este ámbito.

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