Volver a empezar. El trabajo de ‘limpieza’ que realizó la Policía Nacional para recuperar espacios públicos y proporcionar a los habitantes de Socio Vivienda 1 y 2, en el noroeste de Guayaquil, uno de los sectores más conflictivos de la Zona 8, duró poco. En la incursión del 11 de enero pasado, 10 murales, ubicados en distintas cuadras del plan habitacional, alusivos a la banda de Los Tiguerones fueron borrados y pintados de color blanco, como parte de un plan de la institución policial para que la ciudadanía se sienta más segura.

EXTRA realizó un recorrido por los lugares donde fueron pintados en la tarde del domingo 21 de enero y notó que, en el lugar en el que se cubrió el primero de ellos, los vecinos estaban ‘enfiestados’. Allí la pintura se mantenía intacta y en tres residencias cercanas se escuchaba música con volumen elevado y en una de ellas hasta instalaron una piscina inflable. Un grupo de niños disfrutaba de la tarde al son de la salsa y otras canciones modernas.

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En el segundo punto, ubicado en el sector conocido como Las Barracas, que a decir de la Policía Nacional, es la zona más conflictiva en todo el perímetro, también se mantenía el color pálido con el que le hicieron un baño a las pinturas de felinos y otros símbolos propios de los grupos que ahora denominan terroristas.

“Cuando vinimos a pintar a este lugar, no había nadie fuera de sus casas por el mismo temor al ver uniformados. Hoy (domingo 21 de enero), las personas parecen estar circulando de manera tranquila”, explicó el oficial.

Entre las paredes cubiertas, que rodeaban un parque con juegos infantiles, estaba también una con el nombre del supuesto líder de la organización (alias Willy) y banderas de Ecuador y de México, en referencia a la supuesta relación entre organizaciones narcodelictivas de ambos países.

Para la Policía, eliminar los grafitis de bandas criminales tiene un objetivo con los más pequeños. “Buscan que la curiosidad de los niños se despierte al ver esas imágenes y empiecen a preguntar de qué se trata para instruirlos desde muy pequeños en los delitos que cometen”, comentó el subteniente Jefferson Martínez, del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM).

David, quien reside desde hace 12 años en un punto cercano al primer mural, comentó que esto añade un poquito de tranquilidad al barrio. “Me parece bien esto que han hecho, aunque no cambia en gran cantidad. Pero, no es buen ejemplo (ver los gráficos alusivos) para los niños porque enseguida preguntan”, aclaró David. Además, dijo que le sorprendía esa tarea, pues, al interior de Socio Vivienda, “no sucedía nada” ya que “ellos (los líderes) cuidan que nadie haga algo aquí adentro, sino afuera”.

Pero, llegando al tercer y último punto se notaba que algo había cambiado y que debían volver a empezar: una semana después ya estaba grafiteado con palabras, letras y dibujos de armas, como constató este Diario durante el recorrido por este plan habitacional.

Este, ubicado en la zona de los condominios de Socio Vivienda 1, lo habían ‘ensuciado’ una vez más, tapando la frase ‘Policía Nacional’. “Es algo que se sale de nuestras manos. Esta pintura la estamos realizando cada seis meses, así que tendremos que esperar para que esto se quite de las paredes, pero para ellos esto es un aviso de que no vamos a dejar de presionar”, relató Martínez, quien en ese momento, junto con EXTRA, notó el daño.

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“Aquí, desde muy pequeños, suelen ser reactivos ante cualquier señal de poder. Desde el más chiquito hasta el más grande”, indicó el subteniente policial. Finalmente, para David, que esto haya regresado, no suma ni resta, pues las bandas siguen recuperándose.

Sin embargo, Billy Navarrete, del Comité Permanente de Defensa de Derechos Humanos, afirma que la recuperación de espacios públicos que se han encontrado bajo el control de organizaciones criminales no es tan fácil.

"Es todo un propósito en la política pública, y que requiere una condición especial: participación decidida y amplia de organizaciones comunitarias que se apropien y cuiden de los espacios", afirma Billy.

Además, él plantea que las personas externas involucradas en un territorio delimitado por la violencia "aunque tengan buena voluntad" no deberían interceder de esa forma. "Hay una disputa en curso", por lo que las acciones que se tomen no serán legítimas (aprobadas por la mayoría) lo que provoca que las borren fácilmente, como en el caso de los murales. 

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