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Guayaquil: ¿Qué provocó el crimen de hombre tirado en José Mascote y Piedrahíta?
El cuerpo habría sido arrastrado una cuadra desde una vivienda. El ciudadano aún no ha sido identificado, pero sería un venezolano
El robo de una bicicleta habría ocasionado una riña que terminó en un crimen, en el centro de Guayaquil. Ciudadanos quedaron impresionados porque el cadáver fue arrastrado una cuadra y abandonado fuera de una escuela.
La esquina de las calles José Mascote y Piedrahíta fue el sitio en donde apareció tirado el cuerpo sin vida de un hombre. Estaba envuelto en sábanas y tenía atadas prendas de vestir en las piernas.
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El hallazgo fue aproximadamente a las 06:00 de este martes 21 de mayo del 2024, poco antes de que los padres de familia y estudiantes acudan a la unidad educativa aledaña. Luego, cuando ya iban llegando, les causó asombro ver a la víctima.
La zona fue acordonada por agentes policiales. Eso causó un intenso tráfico, pues el tramo de José Mascote desde Piedrahíta hacia el norte fue cerrado a la circulación vehicular.
Después de más de dos horas, el cadáver fue retirado en una unidad móvil de Medicina Legal hacia el laboratorio de Criminalística.
De inmediato, un grupo de policías se desplazó a una casa ubicada a una cuadra de allí, en la esquina de avenida del Ejército y Piedrahíta. Tenían una razón espeluznante para eso.
El pleito que causó el crimen
Los uniformados empezaron a inspeccionar aquella propiedad. Ingresaron por un zaguán, en un costado del inmueble. Después entraron por un acceso posterior y otros permanecían en el exterior. Estuvieron en el predio por más de una hora. Durante ese tiempo sacaron esposados a dos hombres.
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Rastros de sangre secos alrededor de la casa fueron la razón para que la propiedad sea revisada. Preliminarmente se sospecha que el cadáver fue sacado de ese domicilio y arrastrado a una cuadra, en donde finalmente lo dejaron.
Por información policial se conoce que el difunto tenía heridas de arma blanca. Aún no se lo identifica, pero se presume que era venezolano.
“Era un chico de 24 años. Se llamaba Jair, no recuerdo el apellido. Tuvo una riña por cosas robadas, una bicicleta. Siempre había problemas con él porque era una persona consumidora (de drogas)”, contó brevemente una mujer que habita en esa vivienda. Acotó que él no vivía allí, pero pagaba para que le dejen bañarse.
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