“Mi amor, juntemos un dinero y vayámonos para Perú, aquí (Ecuador) las cosas están feas, todos los días hay asesinatos, ya tengo miedo de salir a trabajar”, le dijo hace ocho días Édgar Alexander Pérez Rodríguez a su cónyuge, Gheysberli Balza.

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El venezolano, de 44 años, es una de las tres víctimas mortales del atentado registrado la noche de este 24 de diciembre en las calles Guerrero Martínez y la B, en el sector del Cristo del Consuelo, suroeste de Guayaquil.

Los otros dos fallecidos, también de nacionalidad venezolana, son: Héctor José Villanueva Jaramillo (36) y Keiver Alexander Mendoza Morado (30). Otro de sus compatriotas también resultó afectado en el ataque perpetrado por sujetos que llegaron a bordo de un vehículo de color negro, se encuentra asilado en un hospital de la ciudad.

La mañana de ayer, llorando, en los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, Gheysberli contó que tenía tres años de relación sentimental con Édgar y que por la crisis económica que atraviesa su país decidieron emigrar en busca de un mejor futuro.

“Cuando salimos de Venezuela, fuimos primero a Perú, allí estuvimos un año y medio, luego nos vinimos a Ecuador; aquí mi esposo comenzó a trabajar como mototaxista, pero le daba miedo este oficio porque hay mucha delincuencia. Me dijo que se quería regresar, incluso ya había hablado con sus hermanos que viven allá”, expresó la desconsolada joven, mientras recibía el consuelo de sus allegados.

La mujer relató que de acuerdo a versión de testigos, los criminales se estacionaron cerca de la esquina donde su cónyuge y sus amigos conversaban y se fumaban un cigarrillo, y que un sujeto que descendió del carro fue quien les disparó por más de 20 ocasiones.

“Solo mi esposo recibió 12 tiros, que destrozaron su cuerpo. Actuaron sin piedad”, agregó.

La cónyuge de Héctor José, otro de los occisos, mencionó que ellos tenían año y medio de relación y varios meses viviendo juntos. “Desconozco las razones que tuvieron para atacarlos. Ellos no tenían problemas con nadie, puede ser que los hayan matado por equivocación. Mi cónyuge fue el único que murió en el lugar; los otros, en un hospital”, explicó.

Una fuente policial reveló que esta zona porteña, situada junto a un mercado, bandas criminales se disputan el espacio para el expendio de droga. “Hay personas que se dedican a la labor de mototaxistas, pero también al microtráfico, es por eso que están ocurriendo las muertes violentas en lugar, pero no se puede confirmar que los fallecidos expendían, pudieron ser víctimas colaterales”, afirmó.

En el lugar de los hechos, agentes de Criminalística recogieron 16 vainas percutidas y dos balas deformadas. La mañana de ayer, en la esquina donde se registró el suceso, la ligera llovizna que cayó sobre Guayaquil, limpió los rastros de sangre. 

Un adolescente, de 15 años, resultó herido de bala, a las 21:00 del domingo en Primer Callejón Robles Chambers y 4 de Noviembre. Los criminales se movilizaban en un auto negro con vidrios polarizados.

El menor de edad, quien al parecer estaba amenazado de muerte, se encontraba sentado en la vereda, cuando recibió un disparo en la cabeza. Hasta el cierre de esta edición, permanecía con pronóstico reservado.

Casi dos horas después, en las calles Oriente y la 11, un ciudadano que no portaba documentos también fue asesinado a tiros. Los tres hechos ocurrieron en el distrito 9 de Octubre, el cual registra 179 asesinatos.

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