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Drama
Guayaquil: Nació con microcefalia y sus padres piden ayuda urgente
En su año y mes de vida, Jefri Espinoza ha sobrevivido a tres infartos y sufre de constantes convulsiones por falta de medicina. Dale una mano comunicándote al 0997701748
Jefri Espinoza Suárez tiene un año y un mes de vida, el mismo tiempo que permanece internado en el Hospital Universitario de Guayaquil.
Nació con microcefalia, el tamaño de su cabeza es más pequeño de lo esperado y el desarrollo de su cerebro no es el adecuado.
“Los médicos nos dicen que no va a caminar ni hablar, que no hay mayor mejoría desde que ingresó, pero nosotros nos movemos en fe, lo que no puede hacer el hombre, lo hace Dios, esa es nuestra esperanza”, manifiesta Diana Suárez, su madre.
La joven, de 23 años, cuenta que él es su primer hijo y que le duele ver cómo le dan frecuentes convulsiones, debido a que no tienen para costear los medicamentos que ayudan a controlar la crisis epiléptica. En su corta edad ha sobrevivido a tres infartos.
“Si no se le da su medicina le dan convulsiones todo el día y cada vez vienen más fuertes, eso me parte el corazón. Cuando lo he visto así le pido al Señor que lo calme y lo empiezo a abrazar. Es muy duro verlo en ese estado, en una cama”, revela Diana.
Desde que nació, Jefri se alimenta a través de una sonda colocada en su boca, pues su cerebro no le da la orden para succionar correctamente, no puede deglutir.
Tiene el 50 por ciento de actividad cerebral. “Poco a poco se va ‘apagando’ este órgano”, dice Diana.
‘Arrimados’ y con deudas
Su esposo, Carlos Espinoza, de 24 años, señala que el dinero que gana como albañil no le alcanza, que a la semana gastan 100 dólares en medicación, fuera de los 30 semanales que necesita su pareja para movilizarse hasta la casa de salud y alimentarse.
“Como la situación económica está complicada por la pandemia nos tuvimos que mudar donde mis padres, en el suburbio. En ocasiones, para poder reunir el dinero para la leche, los pañales, las vitaminas y las medicinas, me toca prestar y luego reponer. Ahorita debemos más de 200 dólares”, indica Carlos.
Los progenitores de Jefri dicen que si le dan de alta les tocará llevarlo a terapias para que pueda mejorar su condición y eso es otro billete.
Es tan dura la situación financiera de Carlos y Diana, que ella cuenta entre lágrimas que, a veces, no tiene ni para el pasaje y que por ese motivo no puede ir a ver a su hijo.
“Yo no quiero dejarlo de ver ni un día, pues él me reconoce, se alegra cuando me ve. Le hablo de Dios y él me escucha y se calma. Algunas madres de familia me dan ánimo y me felicitan porque con todo y los problemas que hemos enfrentado con el bebé estamos con él; cuando hay mujeres que abandonan a sus propios hijos (recién nacidos) en las calles o los abortan. Nosotros aceptamos este regalo del Señor y por él seguiremos luchando”, concluye Diana.