En el bloque 4 de El Fortín ya no quieren lamentar más muertes. En el 2014, dos niños cayeron a las aguas de una zanja que se extiende por más de 10 cuadras y el fin de semana pasado, en la mañana del sábado 16, un taxista de 73 años cayó junto con su vehículo y perdió la vida.

“No más muertes por culpa de este canal”, sentenció Olga de Villamar, moradora de la manzana 1407, que se ubica junto a la corriente de agua. Ella recuerda, con mucha ilusión, que hace 35 años, cuando llegó al sector, sentía que estaba en su ‘paraíso’. 

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“El agua era ‘clarita’. Había arbolitos y nada de contaminación. Era muy bonito”, comenta.

Sin embargo, ahora, en el 2023, el muro de contención cedió por la fuerza del agua, el hedor de las aguas sucias ‘inunda’ las casas y la ‘pipol’ del barrio corre peligro al intentar ‘escapar’ de su ‘oasis’ en un estrecho caminito que ellos mismos tuvieron que adecuar junto a la zanja contaminada.

“Nos podemos resbalar cuando llueve y sería otra persona más afectada”, dice Carmen Espinoza, quien reside en el lugar con sus nietos.

Estos últimos, todos menores de edad, se pararon al filo del canal mientras EXTRA realizaba un recorrido por el sitio. Como si estuviesen ante una piscina en una tarde calurosa, ellos contemplaban la basura y aguas servidas que llenan el espacio.

Además, cada vez que llueve Olga se preocupa por la vecina, de quien considera es la que más peligro corre: una adulta mayor de 80 años que habita sola en una vivienda mixta. “A simple vista, la casa está bien. Pero las bases están flojas y ella está sola”, afirma.

Por su parte, Francia Jiménez también pide ayuda porque aunque ella asegura no ser residente, sabe que todo lo que produce ese ‘riachuelo’ le molesta en su negocio, un local de comida que tiene a pocos metros del estrecho desde hace más de 20 años.

“Las moscas pareciera que se multiplicaran por segundo. Los desperdicios que botan tal vez sean los culpables, pero los olores tampoco se aguantan”, dice indignada la mujer, de 49 años.

Los vecinos no quieren “maravillas” solo que les construyan “un puente decente” y los “dejen de ignorar; siempre han venido a prometer obras, pero son puras mentiras”, dice Cristina Oñate.

1. ¿Qué es lo que les preocupa con respecto al canal?

La tierra, desde hace tiempo, empezó a ceder por la fuerza del agua. Una parte del muro de contención se cayó y lo que queda de eso son restos de la pared. Además, corremos peligro si queremos ir directo a la calle principal. Si lo queremos evitar, tenemos que dar una vuelta bastante grande para ir hasta el puente de la siguiente cuadra.

2. ¿La contaminación del sitio les ha afectado?

Lo que más se propaga son las enfermedades gastrointestinales. No hay cómo evitar eso. Además, estar todo el tiempo con olores fétidos no es bueno para nadie, peor cómodo.

3. ¿Qué es lo que solicitan a las autoridades?

Queremos que nos construyan un puente que podamos usar sin tener miedo a caernos. Había uno, pero ese se cayó. Ahora, nos toca ir con cuidado todo el tiempo.

4.¿Cuál sería el mensaje para las autoridades?

A las autoridades de turno, queremos que nos vean después de tantos años. Pareciera que nos han olvidado y que ahora nos están ignorando porque nadie ha venido a hacerse presente.

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