Alexander Agustín Suárez Macías, de 21 años, y su cónyuge Evelyn Fernanda Marcillo Cajas (19), la tarde del domingo 9 de junio salieron de su casa ubicada en la parroquia Pascuales, de Guayaquil, con destino a un mercado ubicado en el mismo sector, pero a unas 10 cuadras.

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La pareja, quienes eran padres de una bebita de siete meses de nacida, se embarcaron en una tricimoto y cuando estaban a punto de llegar a su lugar de destino fueron interceptados por dos sujetos en motocicleta.

El sujeto que iba en la parte posterior del liviano vehículo sacó un arma de fuego y, con la tricimoto en movimiento, disparó en contra de los jóvenes.

Alexander Agustín fue el primero en recibir los disparos. Su cuerpo quedó tendido en el piso de la tricimoto. Mientras que su esposa, quien también fue alcanzada por los proyectiles, le pidió al conductor que los llevara de vuelta al lugar donde los había recogido.

Sin embargo, el accionar de los criminales no se detuvo, a pesar de que la pareja estaba herida. Estos siguieron a la tricimoto y en el trayecto les siguieron disparando, hasta que, finalmente, Evelyn también pereció.

Una oficial de la Policía manifestó que el chofer de la tricimoto condujo hasta el sitio donde recogió a la pareja, se bajó y dejó abandonado el liviano vehículo y los cuerpos.

“El hombre dijo que salió corriendo porque temía por su vida o que lo involucraran con este hecho. La tricimoto que conduce no es de su propiedad, la alquila para trabajar. Los delincuentes no pararon hasta dejar muertos a los dos jóvenes”, indicó el informante.

Otra fuente policial manifestó que, de acuerdo con versión de familiares, Alexander habría sufrido amenazas de muerte días antes. “La familia estaba renuente a dar declaraciones. No aportaron con mayor información. Solo dijeron que habían salido de su casa a comprar”, indicó el investigador.

Los occisos no registran antecedentes penales; sin embargo, no se descarta algún tipo de vinculación con alguna banda delictiva, agregó el uniformado.

En el interior de la tricimoto, policías recogieron dos vainas percutidas. Tras las pericias, los cadáveres fueron llevados al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, a donde ayer arribaron sus familiares, quienes lloraban desconsolados.

“Ellos eran padres de una bebita. No tenían problemas con nadie, desconocemos las razones que tuvieron para matarlos”, dijo una allegada. (AEB)

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