Exclusivo
Actualidad

"A 'Ghibli' le falta alma", dicen dibujantes del centro de Guayaquil
Dibujantes del centro de Guayaquil opinan sobre Studio Ghibli: “le falta alma”. Conoce su visión del arte y la animación japonesa
Esta semana, la novedad que captó la atención de muchos usuarios en redes sociales fue una aplicación de inteligencia artificial (IA) capaz de convertir fotografías a caricaturas con el estilo del icónico Studio Ghibli, el famoso estudio japonés de animación reconocido mundialmente por narrativa visual.
Una realidad que se vive detrás de la novelería del Studio Ghibli
Con solo unos segundos, la IA transforma cualquier imagen en un dibujo digital con aires de fantasía. Sin embargo, esta tendencia digital contrasta con una tradición artística en las plazas y parques de Ecuador.
En espacios como el parque Centenario o el malecón Simón Bolívar, todavía es posible encontrar artistas que ofrecen caricaturas y retratos hechos a mano, con precios que van desde los 10 dólares y un tiempo de elaboración aproximado de 25 minutos.

“La IA no tiene alma”
Iván Cruz, artista con más de una década retratando en Machala y Guayaquil (ahora está en el parque Centenario), reflexiona sobre el auge de la inteligencia artificial.
“La fiebre de la IA de Ghibli es una locura. Es una corriente que estamos viviendo, pero la diferencia es que la IA no tiene alma, no tiene corazón. No puedes vivir la experiencia de ver cómo alguien te retrata mirándote a los ojos”, comenta.
Aunque reconoce que la IA es llamativa, Cruz insiste en que el papel aún tiene valor simbólico y emocional. “Gracias a Dios, la gente sigue pidiendo el papel. Esos recuerdos digitales pueden perderse, pero un dibujo en tus manos permanece”.

El golpe silencioso de la inteligencia artificial
Humberto Sánchez, de 60 años, ha dedicado más de cuatro décadas a dibujar en las calles. Comenzó a los 18 en la avenida 9 de Octubre de Guayaquil y hoy trabaja en el malecón del río. Él observa con preocupación cómo las nuevas tecnologías han afectado su trabajo, aunque no solo culpa a la IA.
“La moda de que los teléfonos hagan caricaturas es una competencia, sí. Pero la gente valora los detalles, nuestras obras no son planas. Se sienten, tienen textura, relieves. Eso no lo da una pantalla, ni el amor que uno le pone al hacerlas”, asegura.
Sánchez lamenta que desde la pandemia en 2020, la demanda de caricaturas se ha reducido en un 50 %.
“Antes hacía cuatro dibujos al día, ahora apenas dos. Más peligrosa que la IA es la falta de turistas. Ellos eran nuestros clientes más frecuentes, pero con la inseguridad no vienen”, lamenta.

Una visión desde el diseño
Gabriel Fandiño, diseñador gráfico con 25 años de trayectoria en el mundo del cómic y la ilustración, defiende el dibujo manual, pero reconoce el impacto inevitable de la inteligencia artificial: “La IA ha llegado para quedarse. Podemos protestar, ponernos de cabeza, pero es una realidad. Muchos artistas visuales en todo el mundo están luchando contra su uso, porque la IA copia, y eso pone en riesgo nuestro trabajo”.
Fandiño señala que una de las razones por las que la IA gana terreno es el ahorro económico. “Antes, cuando alguien quería arte, buscaba a un artista y le pagaba por su trabajo. Hoy la IA ofrece resultados rápidos y gratuitos. Eso, por supuesto, afecta a quienes viven del dibujo”.
Aunque las caricaturas hechas por inteligencia artificial conquisten los teléfonos móviles y las redes sociales, artistas como Cruz, Sánchez y Fandiño insisten en que el valor del arte hecho a mano se mantiene vigente.