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Vecinos de la calle Núñez de Bonilla piden resguardo hasta reconstruir los muros.GUSTAVO GUAMAN

En La Gasca ni duermen por los ‘choros’

Al menos 12 casas se quedaron sin cerramientos. Una vez, de un conjunto habitacional sacaron a un pillo que andaba hasta con machete. La policía, en cambio, asegura que sí hay contingente en el lugar.

Los vecinos de la calle Núñez de Bonilla, en el sector de La Gasca, noroccidente de Quito, se quedan despiertos hasta la madrugada. Luego del aluvión que se les llevó parte de sus casas, ahora deben lidiar con el temor a los robos.

El río de lodo que se cobró 28 vidas, el pasado 31 de enero, dejó sin su cerramiento a más de 12 viviendas. Se sienten vulnerables con las ‘puertas abiertas’. Temen que se les lleven lo poco que les queda.

“El otro día un tipo se metió al conjunto y cuando lo sacaron tenía un machete”, contó Eliana Sandoval, una moradora.

El único resguardo que tienen son las lonas verdes que colocaron para tapar los patios y garajes. Los muros entre propiedades también desaparecieron, así como la policía, según los vecinos.

“Ya pasó la novedad del aluvión, se limpió el lodo, pero no tenemos soluciones”, dijo Ignacio, también morador del sector.

En su conjunto habitacional se organizaron para solicitar a los agentes de Tránsito un par de vallas para usarlas como puertas. “No sirven de mucho porque cualquiera puede treparse, pero algo es algo”, agregó el adulto mayor.

La ‘vigilancia’ la realizan desde la terraza, pero la mayoría son personas que pasan de los 60 años. Por eso, cuidan “hasta donde pueden”.

En algunos conjuntos colocaron vallas que funcionan como puertas.GUSTAVO GUAMAN

SIN LUZ

Esa no es la única zona donde los vecinos no pueden ‘pegar el ojo’ por el terror de que alguien entre a sus casas.

Lorena Silva vive unas cuadras más hacia el oriente, junto al parque Pambachupa. “Antes ya era un poco peligroso, ahora es mucho más”, afirmó.

Con los 20.000 metros cúbicos de lodo, palos y piedras, también se fueron los postes de energía eléctrica, por lo que el parque queda en tinieblas en cuanto llega la noche. “Se ve a personas sentadas por los árboles, parece que consumiendo alcohol”, comentó.

Sin embargo, durante el recorrido que EXTRA hizo por la zona se pudo evidenciar que trabajadores de la Empresa Eléctrica Quito están reparando las conexiones. “Todavía falta reponer algunos postes”, informó uno de ellos.

AYUDA

Otro de los problemas que contaron los moradores es que no han recibido apoyo de entidades públicas o privadas, puesto que les habrían dicho que “tienen más posibilidades que otras familias”, según Sandoval.

“El hecho de que seamos dueños de casa no quiere decir que tengamos mucho dinero”, refutó la vecina.

Ellos requieren de materiales de construcción como bloques, cemento, arena, para levantar sus cerramientos y protegerse, dijeron.

El coronel de Policía, Richard Vaca, dijo a EXTRA que el contingente de seguridad continúa en la zona cero, “precisamente por la falta de cerramientos”. “El sábado iba a sancionar a un oficial a cargo porque denunciaron lo mismo (que no había uniformados), pero no era verdad”, sostuvo.

Mientras tanto, los vecinos claman ayuda porque “¡se nos meten a las casas!”.